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viernes, marzo 29, 2024
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Anticipan que la suba del gasto público que impulsa Cristina se hará sentir en los precios

La vicepresidenta reclama que se aumente más el déficit para ganar la elección. Los analistas advierten que generará más inflación.

Con el gabinete remozado y el Gobierno buscando sumar votos de cara a las PASO, la expectativa económica se centra en la definición de cuántos pesos se volcarán al mercado y cómo impactará esto en el consumo, la inflación y el tipo de cambio.

La semana pasada, la vicepresidenta Cristina Kirchner dejó claro que la bandera que levanta es la de estirar el déficit hasta el 4,5% del PBI y volcar toda esa masa de pesos en los bolsillos para intentar que los números de los comicios de noviembre sean menos áridos para el oficialismo.

Si el ministro Martín Guzmán lleva adelante este plan, esto implicará volcar a la calle cerca de $ 550.000 millones que se repartirán entre la suba del salario mínimo, bonos a jubilados y titulares de la AUH y más créditos a tasa cero.

En su carta, Cristina reclama que pese a que el presupuesto de este año fijaba un déficit primario de 4,5%, a agosto pasado solo se había alcanzado un rojo de 2,1%, lo que desde su visión es una evidencia de que el gobierno está haciendo un ajuste. Y resalta que aún queda margen para gastar este año por 2,4% del PBI.

Según la estimación del Estudio Broda, antes de conocerse la derrota electoral la ampliación de gasto extra previsto para el año rondaba casi $ 600.000 millones, monto equivalente a 1,4% del PBI.

El gasto que viene​

El cálculo de Broda incluye una nueva suba del mínimo imponible de Ganancias, un bono a jubilados y titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH), financiamiento a monotributistas y pymes y créditos Ahora 30 a tasas bajas. A este paquete, que estaba más o menos consensuado antes de las PASO, ahora el kirchnerismo quiere sumarle otra jugada fuerte, como el regreso del IFE. Con esto el gasto saltaría más alla del 1,4% estimado.

“Dejaron licuar el gasto en al primera parte del año y ahora van a vender ese aumento del gasto como un paquete electoral. La idea de poner un punto más de PBI en los bolsillos de la gentes es una alquimia“, resumió el economista Carlos Melconian.

En el fin de semana quedó claro que el gobierno encontró una vuelta contable para utilizar los US$ 4334 millones de los DEG que le otorgó el FMI para expandir el gasto público. Esto implica un punto adicional de PBI para gastar, lo que supone otros $ 420.000 millones.

Para el analista financiero Claudio Zuchovicki “ahora van a tomar los derechos especiales de giro, le pagarán al Fondo, pero van a emitir mucho más dinero, para tratar de dar vuelta la elección a un costo enorme, quiere decir que voy a tener más pesos en la calle con menos producción, más puja para conseguir estos pesos”, subrayó.

“Las cuentas públicas empeorarían notablemente en los próximos meses. Cabe recordar que el déficit acumulado en los primeros 7 meses fue apenas 0,7% del producto, lo que da un margen de maniobra de $ 1,4 billones entre agosto y diciembre”, plantea la consultora GMA. “Cualquier desvío sistemático de este monto será saldado con “la maquinita”  de la calle Reconquista, que ya aportó 68% ($ 850.000 millones) del total del financiamiento del Tesoro en lo que va del año”.

La consultora FMyA sostiene  que hasta agosto el déficit primario fue de solo 1% del PBI y el año cerraría con un 4%. “Puede gastar hasta un 3% más del PBI de acá a fin de año y aún así cumplir la meta del 4,2%”.

Para la consultora de Fernando Marull “esto podría incluir un nuevo IFE de $ 15.000 a 3 millones personas, que tendría un impacto del 0,1% del PBI”. A esto habría que agregar un bono extraordinario de $ 6.000 millones para los titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y para el 80% de jubilados, lo que llevaría a un gasto de 0,16%.

Marull marca que “el principal miedo viene por el lado del financiamiento del déficit. Hasta fin de año el Tesoro tiene que financiar $ 1.500 millones. Con un rollover del 100%, la emisión necesaria sería de $ 1.000 millones, un 30% de la base monetaria actual, es mucho”.

“La fuerte emisión tendría impacto a partir del verano de 2022, ya que la estacionalidad de la demanda de pesos juega a favor en diciembre. En enero, cuando esos pesos se devuelven, el BCRA tendrá que retirarlos”, dice FMyA.

En esa línea, Melconian también advierte que  la mayor emisión monetaria para financiar la expansión del gasto público electoral va a impactar en la inflación. “El 2,5% de la inflación de agosto -el registro más bajo del del año- fue consecuencia de la menor emisión de la primera parte del año. “La emisión de ahora la van a pagar a principios de 2022, ese es el drama de la Argentina”.

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