Es la mayor fabricante de caramelos del mundo. Hoy cumple 70 años. Su estrategia y los nuevos desafíos.
Cualquiera que viaje por el mundo encontrará un producto Arcor a la vuelta de la esquina. Esta multi argentina ha peleado duro para lograr y mantener su estrella en el planeta. Cuando en el libro Luis Pagani, el gen empresarial se le pregunta por el deterioro del vínculo entre parte de la sociedad y el sector privado, señala: “En los 90 hubo una disminución del peso de las empresas argentinas porque muchos prefirieron hacer caja. Las ventas se dieron por diversos motivos, algunos vieron que su compañía se encontraba obsoleta tecnológicamente, otros por un problema de sucesión, hubo empresarios que se reciclaron en otros sectores pero muchos no lo lograron”.
Pagani dirige desde 1993 la empresa que fundó su padre Fulvio y que hoy cumple 70 años. No hizo caja, Arcor está en la frontera tecnológica en cada una de sus líneas de productos y sigue conquistando mercados. Este año el turno parece ser Africa: inauguran una planta en Angola para el ingreso al continente. Están en Rusia junto a Alidi Group. Pero la asignatura pendiente es Asia para lo que necesitan más capitales.
El bon o bon es uno de los productos insignia de Arcor
El negocio de los alimentos es muy distinto a otros y se maneja con márgenes que se miden en centavos. Arcor se dio una estrategia de integración vertical, un espejismo a fines de los 50 y una realidad desde hace décadas que le permite ahorrar costos y multiplicar sinergias.
Es una de las pocas multinacionales argentinas, basadas en un país y en una región al que le va mal sin acceso al mercado de capitales, al crédito a tasa razonable y con las complicaciones propias del capitalismo familiar, a lo que se añaden las pérdidas en términos de consumo, con la población desplazada a otras marcas más económicas.
Con alianzas como la que tiene con Bimbo en México o distintas sociedades como la que comparte con los Mastellone en La Serenísima o con Bagó para productos saludables, Arcor muestra que supo arreglarse ante los sucesivos embates de la economía argentina y al estilo de los unicornios se internacionalizó desde la cordobesa Arroyito en un tiempo en que pocos salían a vender y a producir en otros países. El 30% de su facturación se origina en el exterior.
Cuenta la leyenda que Fulvio Pagani fundó la empresa en 1951, con el objetivo de producir cinco mil kilos de caramelos por día. Hoy son los mayores fabricantes de caramelos del mundo. Producen 3 millones de kilos de alimentos diarios para 120 países, en los cinco continentes. En 2020 facturaron $ 170 mil millones. Tienen 20 mil empleados, llegan a 250.000 puntos de venta y poseen 40 plantas industriales .Y está en plena transformación para la digitalización de procesos en lo que se ha dado en llamar la industria 4.0.
Libro Luis Pagani El Gen Empresarial
Incluso se alió con Coca Cola para invertir en firmas tecnológicas. “El mundo se dirige hacia empresas tecnológicas donde es más importante el software que los fierros, ahí también hay algo a lo que debemos prestarle atención”, anticipó Pagani en el libro.
Arcor pasó varias crisis como la del 2001, cuando la compañía pasó de facturar US$ 1.200 millones al año a 600 millones y se encontró con una deuda de US$ 350 millones con bancos del exterior que no fue alcanzada por la pesificación. La estrategia fue seguir internacionalizando los negocios y la integración vertical para tener control y eficiencia a lo largo de la cadena de costos. Le dio resultado.