El centro de la Argentina sigue enfrentando temperaturas extremas. Desde noviembre de 2022, ya transitó nueve episodios de ola de calor. La cifra duplica las frecuencias que se venían produciendo en los años más calurosos de la última década, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Marzo de 2023 ha sido el mes más cálido de la historia. Para encontrar una situación similar, hay que retroceder décadas en el pasado. Y aun así, está lejos de lo que está pasando actualmente. Según los especialistas, no solo se superaron los máximos, sino también los mínimos.
¿A qué se debe este calor extremo?
Los meteorólogos explicaron que “el constante aporte de aire cálido desde el norte por un sistema de alta presión en el océano Atlántico sur favorecieron la ocurrencia de estas temperaturas elevadas persistentes”. Además de sostenidas, estas máximas son tardías para esta época del año.
El fenómeno de La Niña ayuda a despejar las nubes y que el termómetro marque las máximas. Si bien llegó a su fin el jueves pasado, en Argentina todavía no vamos a percibir gran variación en las precipitaciones. “A pesar del cambio en la temperatura del océano, la atmósfera se mantiene con una circulación acorde a la de La Niña”, señalaron.
¿Y qué hay del cambio climático?
Según un análisis realizado por World Weather Attribution (WWA), la institución internacional que analiza y comunica la posible influencia del cambio climático en eventos fenómenos extremos; la ola de calor registrada en diciembre del 2022 fue aproximadamente 60 veces más probable que ocurra por el cambio climático y 1,4 ºC más caliente.
Además, se determinó que ahora se puede esperar un evento similar aproximadamente una vez cada 20 años, con un 5 % de posibilidades de ocurrir cada año. Sin los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero por las actividades humanas, ese evento hubiera sido extremadamente inusual.
Los efectos del cambio climático, entre los que se encuentra el aumento de las temperaturas a nivel global, “provocan que las olas de calor sean cada vez más frecuentes, recurrentes e intensas, con temperaturas más altas”.
Además, estas olas de calor afectan a “zonas cada vez más amplias, y a mayor población, porque los fenómenos son más amplios”, indistintamente de fenómenos climáticos como La Niña.
En ese sentido, “lo que ocurre es que en los años ‘Niña’, como el que llevamos en Argentina por tercer año consecutivo, no está tan relacionado con las temperaturas, sino que lo que hace es modificar los patrones de lluvia”.
“Llueve menos, entonces si combinamos estos dos factores, falta de lluvias y temperaturas más altas, los efectos negativos se potencian”, explicó Cindy Fernández, comunicadora meteoróloga del SMN.