El presidente del país africano es acusado de expresiones racistas. Se teme una ola de migrantes desesperados en el Mediterráneo.
La crisis de Túnez atemoriza a Europa: un colapso financiero y el racismo del presidente contra los negros amenazan con un estallido que enviaría a millares de desesperados por el Mediterráneo, donde este año se registraría un nuevo récord de migraciones.
La jefa del gobierno italiano, Giorgia Meloni, dijo en una reunión de la Unión Europea que si Túnez colapsa puede provocar una oleada excepcional de migrantes clandestinos a Italia en miles de embarcaciones.
El país árabe del norte de África sufre la peor crisis económica que se recuerda y amenaza sufrir un “crack” financiero ruinoso.
Además el Banco Mundial le ha suspendido la ayuda tras el llamado racista del presidente Kais Saied, que acusó a la inmigración de negros subsaharianos de querer realizar una “sustitución étnica” antiárabe, causando reacciones populares de odio y violencia.
Los inmigrantes negros en Túnez pretenden abordar las numerosas naves ilegales que se dirigen a Italia, el país europeo más cercano, cobrando fuertes sumas. Muchos no consiguen embarcarse y siguen en el país árabe.
Crédito millonario del FMI
El Fondo Monetario Internacional tiene bloqueado un préstamo de mil novecientos millones de dólares porque el gobierno de Túnez se muestra reacio a aplicar algunas medidas de las políticas de austeridad que pretende el FMI.
El Fondo, con sede en Washington, reclama recortes en los subsidios a los alimentos y los servicios públicos. Pero el presidente Saied y sus colaboradores temen que se desate en ese caso una ingobernable reacción popular.
Italia y la Unión Europea han pedido al Fondo Monetario que haga menos duras las medidas de austeridad.
El pedido fue extendido al Banco Mundial, que ha congelado su cooperación con Túnez a raíz de los llamados “racistas y hasta violentos” del presidente tunecino contra los inmigrantes negros que llegan del Africana subsahariana.
Expresiones racistas
El continente africano tiene en el norte varios países que dan a las costas del Mediterráneo, mientras que el centro-sur está poblado por una mayoría cada vez más importante de habitantes negros.
En una reunión del Consejo de Seguridad Nacional, el presidente pidió “medidas urgentes” necesarias “contra la inmigración clandestina del África subahariana” y habló de “hordas de inmigrantes clandestinos”.
Kais Saied afirmó que el arribo de estos migrantes “representa una empresa criminal urdida para cambiar la composición demográfica de Túnez”.
El presidente hizo una precisa referencia a la teoría de la “gran sustitución”, que en Europa sostiene partidos y grupos de extrema derecha, como si los inmigrantes negros llegaran a Túnez y otros países del norte africano para sustituir al componente árabe-musulmán de la población.
Las acusaciones del presidente, quien negó después haber tenido propósitos racistas, provocaron agresiones de tunecinos contra los inmigrantes negros.
La violencia causó preocupación y países como Costa de Marfil, Mali y Guinea organizaron viajes terrestres y aéreos de regreso de sus nacionales que habían sufrido violencias, perdido sus trabajos y hasta echados de sus viviendas.
Una nota del Banco Mundial firmada por su presidente David Malpass explicó que su institución no puede proseguir con sus misiones en Túnez, dado que “la seguridad y la inclusión de los migrantes y las minorías forman parte de los valores centrales de la inclusión, del respeto y del anti racismo”.
El Banco Mundial aclaró que “los proyectos ya financiados restan vigentes” y los otros han sido suspendidos “hasta nueva orden”.
Este lunes, una delegación de alto nivel de la Unión Europea, encabezada por el comisario europeo de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, visitó en la capital, Túnez, al presidente Saied y a ministros de su gobierno.
Gentiloni dijo que existe una relación estratégica entre Túnez y la UE. “Confirmo que no faltarán los subsidios para sostener al pueblo tunecino en el contexto económico extremadamente difícil”, dijo.
Gentiloni explicó que el objetivo es “crear un crecimiento económico real, con nuevos puestos de trabajo y mejores perspectivas para los tunecinos”.
Europa está lista para la asistencia. Pero Gentiloni aclaró que existe un prerrequisito indispensable que es la adopción por parte del Fondo Monetario internacional de un nuevo programa de ayuda.
“Sin este primer paso del FMI no puede actuar la Unión Europa”, concluyó el “ministro económico” de la Unión Europea.