Daniela sufrió 29 abscesos. En el Hospital Muñiz diagnosticaron recientemente otros 9 casos similares por Mycobacterium abscessus.
La cuarta sesión de mesoterapia no fue como las demás. A la semana, empezó a sentir dolor en la pierna; se revisaba y no encontraba nada. Finalmente apareció una manchita roja que con el correr de los días fue inflamándose.
“Se fue haciendo como una montaña de color bordó. La piel empezó a romperse de adentro hacia afuera, como un volcán. Cuando se estaba por abrir, pensaba que iba a salir pus a full, pero no, salían tres gotitas. Y eso quedó inflamado, abierto, en carne viva durante meses”.
La que habla es Daniela Bocchio, de 48 años. De esos “volcanes” tuvo 29, esparcidos por su abdomen y piernas. Hicieron erupción en los lugares en los que en diciembre de 2020 le habían aplicado las microinyecciones utilizadas en mesoterapia, un tratamiento para eliminar adiposidad localizada.
Durante meses, se le indicó que tomara antibióticos (claritromicina, amoxicilina sola y con ácido clavulanico, entre otros) y corticoides que no solucionaron el problema de los abscesos, tal el nombre clínico de ese tipo de lesiones, que se presentan como cavidades profundas que acumulan pus y sangre y aparecen como reacción del sistema inmunitario a una infección.
“No podía dormir. No podía acostarme de costado porque las piernas se me juntaban y lloraba. No aguantaba la ropa. No podía bañarme porque me dolía hasta el agua. Me bañaba como mucho dos veces por semana. Secarse también era un problema. Me decían que me pusiera alcohol y me ardía. Me tenía que vendar toda, he llegado a ponerme cremas cicatrizantes. El tema es que no sabés que tenés: no se te cura, no se te va, no se te cierra y todo empeora. Enero, febrero y marzo pensé que me moría“, relata.
Otra mujer que estaba en su misma situación (la aparición de lesiones tras la aplicación de mesoterapia) y en la misma búsqueda desesperada por saber qué tenía y cómo curarlo, le sugirió que se contactara con la dermatóloga del Hospital Muñiz Viviana Leiro.
“Al toque le escribí, le mandé una foto y desde el auto me dijo ‘esas son micobacterias“, recuerda.
Los abscesos en enero: Daniela llegó a tener 29.
Más casos
“Entre abril y mayo llegan dos pacientes al consultorio con diagnóstico compatible con micobacteriosis atípica como complicación posterior a tratamientos estéticos por mesoterapia”, cuenta Leiro a Clarín. Una de ellas era Daniela.
“Al día siguiente, recibimos a dos pacientes con igual cuadro clínico en el hospital. Mis pacientes habían realizado el tratamiento estético en zona sur y las otras dos de zona norte. Actualmente, ya se identificó en 7 la misma micobacteria, idéntico genotipo. Y en estos días llegó otra paciente que está en estudio”, precisa la médica dermatóloga. En total son 10 casos.
“Tenemos una fuente común de infección, eso está clarísimo: en algún lado hubo una contaminación de los productos usados para mesoterapia, pero el lugar en el que se produjo la contaminación todavía no se pudo establecer”, señaló a este diario Mario Matteo, microbiólogo del Laboratorio de Micobacterias “Dr. Abel Cetrángolo” del Hospital Muñiz, que estuvo a cargo del análisis.
Febrero “No podía dormir, ni bañarme, todo me dolía”, cuenta Daniela.
Resistente, oportunista y peligrosa
Mycobacterium abscessus fue la micobacteria hallada. En el caso de Daniela y la paciente que Leiro recibió en primer lugar no pudo aislarse, “pero la anatomía patológica arrojó que tenían un granuloma tuberculoide, que es lo que da la micobacteria, el antecedente epidemiológico de haberse aplicado la mesoterapia y la clínica compatible”, indicó la médica.
“Mycobacterium absescuss pertenece a un grupo de bacterias que se conocen con el nombre de micobacterias no tuberculosas, atípicas o ambientales, porque justamente son contaminantes que están en el ambiente. Y muchas veces contaminan, por ejemplo, el agua”, explica Matteo.
“Con lo cual -continúa-, si está contaminada el agua en una jeringa o en una solución que después va a ser utilizada para estos tratamientos se hace muy peligrosa.”
También se las conoce como micobacterias oportunistas, porque causan enfermedades o patologías cuando tienen una oportunidad de hacerlo. “En este caso -señala el microbiólogo- la oportunidad de hacerlo son las lesiones que se producen en la piel cuando se realiza mesoterapia, acupuntura, tatuajes: aprovechan esas lesiones para ingresar al organismo y producir infecciones de piel y partes blandas.”
La mesoterapia consiste en una infiltración intradérmica con microinyecciones superficiales, a través de las cuales se introduce el fármaco en la zona a tratar, con el objetivo de eliminar la adiposidad localizada o celulitis. En el caso de los 10 casos diagnosticados y tratados en el Muñiz el producto utilizado fue fosfatidilcolina.
La mayor preocupación que reviste la infección por Mycobacterium abscessus es su multirresistencia a los antibióticos. “En el laboratorio se le prueban antibióticos para ver cuáles son las mejores opciones para el tratamiento y, en líneas generales, vemos que es resistente a cinco, seis, siete antibióticos distintos de distintas familias, lo que la hace una bacteria muy difícil de abordar“, advierte Matteo.
Tras casi cuatro meses de tratamiento, Daniela todavía no pudo retomar su vida normal.
Un tratamiento largo y complejo
“La médica que me hizo la mesoterapia me decía que debía ser una reacción de mi cuerpo, que era un proceso inflamatorio y después se iba a ir, pero yo sabía que había algo diferente, en las sesiones anteriores no me había pasado”, cuenta Daniela.
“Me dieron antibióticos y corticoides. Los tomaba y un poco bajaba la inflamación, pero los dejaba y volvía todo con más fuerza“, suma. Así estuvo desde diciembre hasta mayo, cuando el diagnóstico permitió establecer el tratamiento correcto, que no es nada sencillo.
“Se hace con varios antibióticos a la vez, al menos dos o tres y pueden ser más también. Es prolongado, dura varios meses, puede demandar hasta un año. Y no hay que descartar la posibilidad de hacer procedimientos quirúrgicos en las áreas lesionadas”, precisa Matteo. “Estamos sacándoles de a poquito los abscesos con anestesia local”, suma Leiro sobre el último punto.
Y Daniela cuenta cómo vive en carne propia el tratamiento que lleva adelante desde hace casi 4 meses. “Es agresivo. El primer mes fue internación domiciliaria con medicación endovenosa. Durante 30 días tuve muchas náuseas, no podía comer, se me cayó el pelo, se me mancharon los dientes. Tres veces por día me tenían que pasar la medicación. Yo tengo tres hijos que me veían acostada, con el suero. Había días que no me podía levantar a cocinar. ¡No me podía parar!”
Daniela empieza a recuperarse gracias al equipo multidisciplinario del Hospital Muñiz. Foto: Luciano Thieberger.
Secuelas más allá de la piel
Las lesiones de Daniela están empezando a cerrar, pero todavía no puede hacer vida normal. Recién ahora la habilitaron a hacer ejercicio físico. Dice que tuvo suerte de que a ella se le hayan encapsulado las 29 lesiones, “pero si esta bacteria se diseminaba podía ser gravísimo porque es muy agresiva”.
Las secuelas que la afectan son físicas y psicológicas. Se sometió a un tratamiento estético y terminó llena de lesiones de difícil abordaje. “Estoy con psiquiatra, psicólogo, infectóloga, dermatóloga, cirujano y médico clínico. Pienso en la gente que puede estar pasando por esto sin diagnóstico: si alguien se hace mesoterapia y se nota bultitos, que vaya al Muñiz, que se haga ver”, clama.
En la misma línea, la dermatóloga Viviana Leiro les pide a profesionales de la salud que reciban a pacientes con abscesos y el antecedente de haberse realizado una mesoterapia “que nos los deriven para poder estudiarlos y que no les indiquen cualquier antibiótico”.
Asimismo, advierte que la cercanía del verano hace que se multiplique la demanda de estos procedimientos y subraya la necesidad de redoblar las precauciones.
“Pueden quedar lesiones en la piel de manera persistente, por lo que hay que tener mucho cuidado con los procedimientos estéticos, tener la seguridad absoluta de que se hacen con elementos estériles y ver en qué consultorio se practican, porque pueden terminar en un problema gravísimo“, concluye Matteo.