Aseguró que fue sorprendido por tres ladrones que entraron a su casa y le exigieron que entregara la plata.
Marcelo Eduardo Gatica les comentó a los efectivos que fueron a su domicilio que tres delincuentes habían entrado a su casa, en el barrio Ferroviario de Villa Mercedes, durante la madrugada del sábado. Dijo que lo golpearon, lo maniataron, revisaron cada rincón de su vivienda y no pararon hasta que hallaron lo que habían ido a buscar: dinero. Se llevaron 900 mil pesos, dijo. Eso fue todo lo que él les contó a los policías y será, aparentemente, la única información que les brindará al respecto. Pues, según les manifestó, no piensa denunciar el asalto.
“No, no voy a ir, no voy a hacer la denuncia”, les respondió a los efectivos el hombre, de 69 años, cuando lo invitaron a ir a la Comisaría 9ª a hacer la presentación. Luego, un tanto alterado, molesto por la presencia de los oficiales, cerró el portón de rejas y la puerta de su casa. De hecho, al personal policial le dio la sensación que más que ofuscado por el asalto en sí, parecía enojado con los uniformados por no haber evitado que los delincuentes ingresaran a robarle.
Una fuente policial aclaró que, más allá de que el robo haya ocurrido, si Gatica no lo denuncia y no colabora aportando datos, no podrán iniciar actuaciones. “Si hubiera sido un delito de orden público podríamos averiguar por prevención, pero al haber sucedido en un domicilio particular, si la persona no quiere dar información no podemos investigar”, explicó.
Los efectivos se enteraron del asalto por un vecino que llamó al 911 cerca de las tres y media de la mañana. Les pidió que fueran urgente a Pueyrredón 1060 porque había personas en el techo. Cuando el cabo Franco Muñoz, que era quien estaba más próximo a esa zona, llegó a Lainez y Pueyrredón, avistó a un hombre en ropa interior que le hacía señas con las manos.
Al aproximarse el cabo en el móvil, el vecino le dijo: “Están adentro de mi casa. Son tres vagos, están en la casa de rejas”. De inmediato Muñoz solicitó refuerzos. A los pocos minutos, tres efectivos del Comando Radioeléctrico llegaron.
Los cuatro policías, entonces, entraron a lo de Gatica alumbrando con linternas. Revisaron las dos plantas de la casa, pero los ladrones se habían ido.
El dueño de la propiedad, quien se identificó como comerciante, les relató que dormía en su habitación, ubicada en la planta alta, cuando un ruido que provenía de abajo lo despertó. Sin encender las luces, bajó. Allí se encontró con tres delincuentes, que habían ingresado tras violentar la puerta de rejas de la entrada principal. Después forzaron la puerta de madera.
No pudo ver si estaban encapuchados o a cara descubierta. Tampoco cómo estaban vestidos, porque estaba a oscuras, explicó Gatica.
Lo atacaron a golpes de puño en distintas partes del cuerpo y luego lo ataron con prendas de vestir en la silla de un dormitorio de la planta baja. “¿Dónde está la plata? Decí, decí, en dónde está la plata”, era lo único que le repetían, refirió el hombre, quien aseguró que no les contestó.
Gatica dijo que al cabo de un rato, cuando notó que la casa quedó en silencio, logró deshacerse de las ataduras y corrió hacia afuera. Tenía la esperanza de ver hacia dónde habían huido los ladrones. Pero cuando salió a la calle, ya no había señales de ellos.
Una ambulancia del Sempro arribó después que la Policía. Por fortuna, el comerciante no tenía más que escoriaciones.
Los efectivos le preguntaron si tenía cámaras de vigilancia afuera o dentro de la vivienda y les respondió que no. También les dijo que no tenía familiares en la ciudad, pero que lo que quedaba de la madrugada lo pasaría en otro domicilio.