Estudió Economía en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde completó una maestría; hizo un posgrado en Opinión Pública y Comunicación Política en Flacso; fue subsecretario de Programación Económica (2011-2013) y viceministro de Economía (2013-2015); es socio fundador de la consultora PxQ, creada en 2016
“Veo un fuerte ajuste fiscal, por decir lo obvio, pero falta un programa monetario y cambiario”, dispara el economista Emmanuel Álvarez Agis al analizar el esquema del Gobierno encabezado por Javier Milei. El director de la consultora PxQ respalda el “pragmatismo” del Presidente, pero cuestiona los “costos” del plan en materia de actividad y empleo, así como también las “inconsistencias” por el nivel del dólar, la persistencia del cepo y las consecuencias para el sistema productivo. A su vez, critica a las gestiones anteriores, que no resolvieron el problema de la suba de los precios: “Esta inflación que tuvo la Argentina en estos últimos años generó una distribución del ingreso cada vez más a favor de los que más tienen”, asegura en diálogo con LA NACION.
“Como condición necesaria para empezar a bajar la inflación, hay algunas cosas donde Milei avanzó, fundamentalmente en el ajuste fiscal y también en el ordenamiento de precios relativos, del que se habla un poco menos. Cuando YPF dice ‘voy a bajar las naftas’ o cuando la medicina prepaga o la telefonía celular dicen ‘si yo aumento me cae la demanda’, eso implica que están a precio de mercado. Y uno sabe que bajar la inflación con déficit fiscal y con precios relativos en desequilibrio es imposible. En esos lugares, me parece que el Gobierno recorrió un camino, en mi impresión, muy malo desde la magnitud, desde la composición del ajuste fiscal; pero el que gana las elecciones decide, y en eso el Presidente tiene toda la legitimidad. Pero me parece que el programa está en pañales en materia monetaria y cambiaria”, afirma el economista.
–¿Qué falta?
–Una política desinflacionaria es una pata de un programa macroeconómico integral, y los programas tienen política fiscal, monetaria y cambiaria. Y hoy lo que vemos es una continuidad con el pasado, porque sigue habiendo control de cambios y porque la tasa de interés sigue siendo negativa en términos reales. Es muy extraño pensar que una economía se puede desinflar si uno sigue regalando la plata, y la tasa de interés real negativa es regalar la plata. Y, por otro lado, hay una continuidad del crawling peg, a un nivel menor, pero después de una devaluación mayor. La pregunta es si lo monetario y lo cambiario no aparecen porque lo fiscal y el reacomodamiento de precios relativos primero tienen que hacer su trabajo o porque realmente no hay una idea de a dónde ir en lo monetario y en lo cambiario. El Presidente todo el tiempo nos corre la cancha en términos de cuándo va a salir el cepo. Ahora dice que será cuando la inflación del programa macroeconómico sea cero, que no es lo que decía hace un mes, ni lo que dijo hace dos, ni tampoco hace tres. Entonces, uno empieza a preocuparse de si no es que el programa está en una fase de maduración y después va a venir lo monetario y lo cambiario, sino que tal vez es que no hay monetario cambiario en la idea del gobierno.
-¿Qué significa regalar plata?
-Una de las objeciones de Milei a los gobiernos anteriores era ‘Regalan plata’. Ahora, en economía hay dos maneras de regalar plata. Una forma es emitirla, otra forma es teniendo un cepo que te permite tener una tasa de interés muy por debajo de la inflación y entonces el que toma un crédito está recibiendo un regalo. Hoy estamos en este segundo punto. Hoy una compañía puede tomar pesos a una tasa de, no sé, abajo del 30% y un consumidor puede pagar un producto en 12 cuotas sin interés. Si uno no tuviera no tuviera control de cambios, la tasa de interés del libre juego y la oferta y la demanda no sería esa, porque a los bancos les gusta prestar por abajo la tasa de inflación. Entonces, me da la impresión de que la tasa de interés en estos en estos niveles, deviene de una errada idea teórica que tiene el presidente, que es que si la tasa de interés es más alta que la inflación, hay una emisión endógena, etcétera. Yo difiero. Cuando uno ve todos los programas de desinflación exitosos en la región, la tasa de interés es positiva, está arriba de la inflación.
–¿Cuáles son las consecuencias del plan?
–La recesión, el crecimiento de la desigualdad, el avance de la pobreza y la suba del desempleo. No es que esto sea novedoso. Cuando uno tiene una inflación tan alta y la encara con políticas de corte ortodoxo para desinflarla, lo que indica la teoría económica es que la desinflación puede ser exitosa, pero el sacrificio en términos de pérdida de actividad económica va a ser muy alto. Los economistas, a lo largo del tiempo, hemos desarrollado herramientas para que cuando uno tiene una tasa de inflación de tres dígitos la pueda bajar sin tanto sacrificio en materia de actividad. Esos son los famosos planes de estabilización, que en general tienen un componente ortodoxo, o sea, hay un ajuste fiscal, una devaluación y una suba de la tasa de interés, pero también tienen un componente heterodoxo. Hay algún mecanismo de coordinación de precios y de salarios que permite que los agentes económicos se ajusten más rápido al nuevo set de precios y a la nueva tasa de inflación. Como el Presidente piensa que eso es intervenir en la economía, no lo hizo al principio, pero lo terminó haciendo tarde y mal, al final. Es decir, controló los precios de las naftas, controló los valores de las prepagas, controló los precios de la electricidad y el gas. Al haberlo hecho tarde, mal y a desgano, el costo recesivo igual apareció. De los remedios que podíamos tomar, nos hizo tomar el más amargo de todos.
–¿Y hacia adelante? ¿Por dónde llegaría la recuperación?
–Lo voy a poner en palabras del Presidente. Para que llegue el “pedo de buzo”, hay que salir del cepo. Sin la salida del cepo, es material y económicamente imposible que la actividad recupere rápidamente y, sobre todo, no solo que recupere, sino que se meta en un nuevo sendero de crecimiento sostenible en el tiempo. Hoy me parece que no hay que explicar que el cepo nos deja sin dólares. de hecho, es probable que en materia de reservas en enero el presidente tenga un BCRA igual al que recibió, con reservas netas negativas muy altas. Y si uno está en esa situación de reservas y quiere empezar a crecer, rápidamente tiene un cuello de botella, que son los dólares necesarios para importar. Para que uno empiece a tener flujo de dólares de verdad, que le permitan reactivar la economía, tenemos que eliminar el 80/20 que hoy tienen los exportadores, pero si el gobierno hace eso, se le escapa la brecha, y si se escapa, no sale del cepo.
–¿Y hay margen para salir del cepo?
–Creo que hoy el Gobierno se achicó mucho el margen, porque de un plan que originalmente parecía ser “primero hago una bruta recesión y después aparece la baja de la tasa de inflación”, el Presidente, creo que por presiones sociales, está queriendo combinar las dos cosas: recesión y desinflación al mismo tiempo. Para hacer eso, ¿qué se vio obligado a hacer? Atrasar el dólar. Y eso lo obligó en un momento a empezar a vender dólares en la brecha para que el contado con liquidación no suba mucho, y hoy es el principal obstáculo para salir del cepo. El dólar quedó barato y una salida del cepo tendría que venir acompañada de una devaluación que podría reeditar la inflación. Si el Presidente hubiese soportado una recesión sin desinflación, tal vez la salida del cepo estaría más cerca. Hoy no es imposible salir del cepo, pero creo que, en primer lugar, el Gobierno tiene que recuperar reservas, y esas reservas, justamente por este fenómeno del dólar barato, no van a venir de los exportadores. Por eso quiere que vengan del blanqueo, de un repo con los bancos, tal vez de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI); pero no está diciendo que van a venir del litio, de la minería, de Elon Musk. Van a venir de lugares que no son el comercio exterior. Y, segundo, bancarse una corrección en el dólar. Y si el Gobierno no se siente con capacidad económica o política para soportar esa corrección en el dólar, el plan B es quedarse dentro del cepo. Y así va a ser muy difícil que la economía crezca. Ese es el dilema en el cual el Gobierno se está metiendo de cara a la elección del año que viene.
–¿Qué observa en materia de inflación?
–Acá, no solo el Presidente, sino también un montón de economistas venían diciendo algo así como que cuando se terminaba con el déficit fiscal se arreglaban todos los problemas de la economía argentina, no solo la inflación. Se arreglaban la falta de dólares, la inflación, el crecimiento, la pobreza, la desigualdad, la indigencia. No hay ninguna duda de que el Presidente hizo una consolidación fiscal enorme y, ¡oh, sorpresa para los que eran defensores de esa teoría!, la inflación se estancó en 4%. Para los que tienen una teoría de la inflación como la que tengo yo, que es que no es en todo momento y en todo lugar un fenómeno monetario, sino que la inflación es en todo momento y en todo lugar un conflicto por la distribución del ingreso, que a veces ejerce presiones para que los gobiernos, entre otras cosas que hacen, emitan mucha plata, no es raro que después de un ajuste fiscal la inflación no baje. Y, de nuevo, tendríamos que haber aprendido algo de la historia reciente. En 2019, [el entonces presidente Mauricio] Macri tuvo déficit fiscal cero, emisión monetaria cero y la inflación se le duplicó. ¿Por qué? Porque el tipo de cambio fue un barrilete. Entonces, si arrancás con una devaluación del 120%, no importa el ajuste fiscal que hagas, la presión de costos va a implicar que la inflación va a tener mucha más persistencia. ¿Puede, a fuerza de recesión, la inflación ir a cero? Sí, en un montón de meses más, y ahí sí no nos vamos a preguntar si la sociedad aguanta o no aguanta: no lo va a aguantar.
–Milei dijo al principio que se venían dos años de estanflación…
–Por eso digo que en el medio hubo un cambio de programa. Cuando dijo que se venían dos años de estanflación, yo dije: “No me acuerdo de cuándo fue la última vez que un presidente dijo la verdad, pero esta, sin dudas, es una verdad”. Dado el programa que tenía, era previsible esperar dos años de recesión y recién ahí ver una baja de la inflación. A los tres meses estaban hablando de la V y a los cuatro, del “pedo de buzo”. La pregunta es: ¿lo que pasó es que el programa salió muchísimo mejor de lo esperado o el Presidente se dio cuenta de que la sociedad no iba a aguantar dos años de estanflación y empezó a tratar de generar brotes verdes como para que la paciencia no se rompa? Fue lo segundo. Y el ejemplo más claro es que, sin que nadie lo reclamara y sin que fuera adecuado para el programa desinflacionario que tenía el Presidente, de repente volvieron las 12 cuotas sin interés. Y la pregunta es: ¿por qué en un programa desinflacionario un presidente decide retomar un esquema que claramente era populista, consumista y despilfarrador, o como le queramos poner? Porque se dio cuenta de que tenía que tirar un hueso, dicho mal y pronto. Esa es la contradicción que hace que el programa tenga ciertas inconsistencias. Que vos por un lado ajustás y por el otro vas poniendo parches para que la sociedad tenga un poquito más de tolerancia al ajuste.
–¿Qué elementos tiene que tomar un espacio progresista u opositor de lo que está haciendo el Gobierno?
–No me incluyo en los que no sabían eso, pero me parece que la enseñanza para muchos es que la inflación es en todo momento y en todo lugar un problema de los pobres, no de los ricos. Pensar que la inflación no importa porque es un problema de los ricos, y que todo aquel que dice que habría que bajar la inflación es de derecha ignora que el argentino de clase media y de clase baja, al no tener una moneda y tener una inflación que vuela, cobra y tiene que salir corriendo a comprar al supermercado, porque si se deja estar tres semanas, compra la mitad. En cambio, el que tiene un poder adquisitivo mejor, tiene educación y tiene acceso al mercado financiero, puede hacer un plazo fijo UVA o comprar un bono que ajusta por inflación; es más, es probable que con la inflación le vaya mejor. Entonces, la inflación, como dije al principio, no es un problema de emisión monetaria, es un problema de un conflicto por la distribución del ingreso, y esta inflación que tuvo la Argentina en estos últimos años generó una distribución del ingreso cada vez más a favor de los que más tienen. Y me parece que si un espacio se considera progresista y decide ignorar la inflación, fingir demencia y decir que es un white people problem, la respuesta de la sociedad ha sido contundente. Ahí tenés a un outsider por primera vez gobernando la Argentina.
-¿Qué sería que este plan salga bien?
-Aunque yo crea que es un escenario poco probable, concedámosle por un minuto al ministro de Economía que tiene razón y el dólar paralelo converge al dólar oficial y esa enorme buena noticia le permite al presidente salir del cepo sin devaluar. Y entonces, no sé, en marzo del año que viene, el dólar oficial y el paralelo vale $1000. Con un dólar de $1000, Argentina no puede exportar absolutamente nada que tenga algo de valor agregado, y las economías exportadoras que van a sobrevivir son el agro, algo de la agroindustria y, probablemente, esas otras economías que no necesitan de competitividad cambiaria, sino que necesitan de la ventaja que tiene Argentina en petróleo, gas por Vaca Muerta, en cobre Cordillera y el litio por el Norte. Es una economía que, en su matriz exportadora, se vuelve mucho más primarizada. Por otro lado, la gente ya no va a tener que viajar a Chile a comprar cosas, sin cepo va a haber libre importación de bienes de consumo. Entonces, es una economía que producto de su falta de competitividad, su aparato industrial se achica sustantivamente. Entonces, va a ser una economía con un mayor peso de bienes importados dentro de la estructura de consumo de la población, lo cual va a tener un impacto negativo en el desempleo. En ese esquema, si el dólar se mantiene a $1000, la inflación va a bajar, y si la inflación baja, va a aparecer el crédito. Entonces, termina siendo un modelo de una economía que exporta materias primas con alto desempleo, inflación baja y en vez de un crecimiento del consumo que viene explicado por generación de empleo y de recuperación del poder adquisitivo, viene explicado por la reaparición del crédito. En concepción, mirado a 10.000 pies de altura, es algo parecido al esquema o al régimen macroeconómico que Argentina tuvo en los 90 que, de nuevo, para mí estuvo muy bien como parche, como emergencia, como salida de la hiper, estuvo muy mal como régimen macroeconómico permanente. Mi impresión es que el presidente tiene en la cabeza eso, cuando dice que el mejor gobierno fue el de Menem. Cuando él nombra a los sectores que son el futuro de la economía argentina, no se le escapa ser potencia en exportación de autos o exportar conocimiento, lo que dice es, litio, gas, petróleo, campo y energía. Tiene muy claro que no va a una diversificación de la matriz exportadora, que va a una economía más abierta y que la industria no es una palabra relevante en su esquema macroeconómico. En mi impresión, no es lo que la Argentina necesita, y con respeto a los vecinos, es un programa que latinoamericaniza a Argentina en términos macroeconómicos. Son países con alta desigualdad, con altas tasas de precarización laboral y con altas tasas de de de de desempleo de vuelta, no desempleo abierto, sino desempleo encubierto, de mercados de trabajo muchísimo más precarizados, con mayor informalidad
-¿Y cómo cierra lo externo en ese esquema?
-Cuando no cerró, cerró con deuda. Por eso digo que la Convertibilidad era un buen esquema para salir de una hiper, pero después, cuando estábamos buscando un blindaje y un megacanje para que una persona que tenía un ingreso relativamente bajo se pudiera ir a vacacionar a Disney, nos tendríamos que haber dado cuenta que era un populismo de clase media. Populismos hay de muchos tipos: de ricos, de clase media y hay populismo de clase baja. Abaratar el dólar en Argentina tiene la ventaja que es que es al mismo tiempo populismo de clase media y de clase baja. Cuando está el dólar barato, paseamos por el mundo, nos vamos al Mundial de Rusia y si en el medio empieza a subir empezamos a cantar ‘Que baje el dólar’. Es muy atractivo para los gobiernos atrasar el tipo de cambio, porque de corto plazo reduce la inflación y mejora el consumo muy rápidamente. Pero voy al revés. Cuando el gobierno dice ‘Los que piden un programa de estabilización no entienden nada, este es el programa de estabilización’. Hoy los salarios del sector privado crecen, según el último dato, 7% mensual, venían de crecer al 8% mensual, y el dólar se devalúa al 2% mensual. O sea, ¿en serio pensamos que un trabajador argentino puede hacer puede hacerse 4%, 5% o más rico en dólares todos los meses de acá a la eternidad? Es evidente que la Argentina está abaratando el dólar a una velocidad espeluznante, por eso los modelos macroeconómicos que miran la competitividad cambiaria empiezan a hacer ruido, y al mismo tiempo la anécdota de ‘Mi primo se fue a Chile y se vino con tres valijas’ y ‘’Mi primo se fue a Brasil y le es más barato que en Mar del Plata’. Ese tipo de anécdotas combinadas con la visión más del técnico te empiezan a dar indicaciones de que el modelo requiere de alguna corrección. Obviamente, un gobierno que arranca devaluando no quiere volver a devaluar, pero a veces si el programa es inconsistente, son cosas que pasan.
-¿Cuáles son los riesgos internos o externos de este plan?
-Externos ya lo vimos. Argentina sigue siendo una economía donde un vaivén en el precio de la soja le puede generar un problema. Por suerte, ahora tenemos un rebote bastante interesante, y hemos empezado a diversificar nuestra matriz exportadora, porque con la soja a UJS$300, todo lo que perdíamos por soja el año que viene lo íbamos a compensar por petróleo y gas. Argentina sigue siendo una economía donde vos, de acá a los próximos diez años, vas a tener que mirar el precio del barril de petróleo y el precio de la tonelada de soja para para para saber si nos va a ir más o menos bien o más o menos mal. Segundo, un escenario donde se fortalecía el dólar era un problema. Hoy creo que un Estados Unidos que apura la baja de la tasa de interés puede ser una ayuda. Y obviamente no me puedo correr de pensar que el escenario geopolítico del mundo es super volátil, y me parece que en esa volatilidad enorme, la estrategia del presidente, que tiene más un sesgo ideológico, puede en algún momento transformarse en un problema desde el punto de vista económico. Porque el presidente es muy claro respecto de cuál es su visión del mundo, pero desde que gobierna, el único que le tiró un dólar fue un comunista: China. Él repite que occidente es Estados Unidos e Israel, pero cuando las papas quemaban y había que evitar que el BCRA tuviera un problema, el que renovó el swap fue el gobierno comunista de China. Eso es un factor. Yo no soy de los que creen que la elección en Estados Unidos es determinante para la suerte de la Argentina en el FMI y creo que una discusión de Argentina en el FMI, va a tener un apoyo de Estados Unidos, sobre todo si uno ve el alineamiento que tiene Milei con Estados Unidos, que trasciende, lo que puede ser una elección entre Kamala, Harris y Trump.