En 2005 María Gauna y su marido, Omar Bartorelli, fueron encontrados cubiertos de sangre en el jardín de su casa. Él murió, y a ella la condenaron por el crimen.
Una mujer, que pasó 12 años en la cárcel tras ser condenada a prisión perpetua acusada de haber asesinado a su esposo en la ciudad santafesina de Arequito, será indemnizada con 7 millones de pesos por daños y perjuicios por el Estado provincial luego de comprobarse su inocencia.
La docente María Antonia Gauna fue condenada en 2008 a la pena de prisión perpetua por el homicidio de Omar Carlos Bartorelli, su esposo, pero en todos estos años nunca dejó de sostener su inocencia, hasta que la Corte Suprema de la provincia hizo revisar el caso en 2016 y le dio la razón.
Gauna y su esposo fueron encontrados el 6 de febrero del 2005 cubiertos de sangre y semidesnudos en el jardín de la casa que ambos compartían en la esquina de las calles Monseñor Pugliese y Víctor Moneta, en Arequito.
Bartorelli, un productor agropecuario conocido en la zona, estaba muerto y presentaba varias heridas de arma blanca. Su esposa fue hallada a su lado, inconsciente y en gravísimo estado.
La investigación judicial fue encarada como un “crimen pasional” y estuvo encaminada sobre una hipótesis excluyente: demostrar la culpabilidad de la única persona encontrada con vida en la escena del homicidio.
María Gauna, detenida casi desde el momento mismo en que encontrada junto al cadáver de su marido, fue sentenciada a cadena perpetua por el asesinato de Bartorelli, y pasó 12 años en la cárcel.
Recién 10 años después estudios médicos demostraron que las heridas que tenía Gauna no pudieron ser autoinflingidas y un médico especialista lo declaró ante la justicia.
Ese punto demostró que la mujer era inocente y que hubo un atacante que no solo asesinó a su esposo, sino que intento hacer lo mismo con ella. En ese sentido, Gauna acusa a un cuñado de su esposo, que “nunca fue investigado”, al que identificó con el apodo “Pirulo”.
El Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual número 2 de la provincia dictaminó que el Estado provincial deberá resarcir por daños y perjuicios a Gauna, de acuerdo a lo que establece la ley 7.658 de indemnización por sentencia judicial absolutoria.
“Cuando prospere el recurso de revisión, interpuesto en favor de una persona condenada por error judicial excusable, a pena privativa de la libertad o a inhabilitación de cumplimiento efectivo, aquella tiene derecho a reclamar de la Provincia una equitativa indemnización”, indica el texto.
En ese sentido, el Tribunal señaló que “la mujer fue privada de su libertad a consecuencia de resoluciones judiciales siendo declarada absuelta casi doce años después por encontrarla la Corte Suprema de Justicia inocente del delito por la que fuera condenada”.
A partir de esa resolución, Gauna instruyó a su abogado para que comience las actuaciones que le permitan volver a su casa, recuperar sus bienes, y ser reconocida como heredera de su esposo.
El relato de la mujer
En declaraciones a Radio Universidad, de Santa Fe, Gauna contó que la noche del crimen los abordó en su casa un hombre encapuchado al que ella reconoció como cuñado de su marido, apodado Pirulo.
“La noche del crimen volvimos de cenar, me bajé en mi casa, y mi marido fue a guardar el auto a una cochera, a una cuadra. Cuando entré a mi casa me encontré con una persona encapuchada con un arma. Cuando me redujo, me di cuenta que era Pirulo, el cuñado de mi marido. El tipo me pedía plata; yo le di lo que tenía”, contó Gauna.
La mujer relató que, al llegar su esposo, el encapuchado les robó dinero, les dio algo de beber, y los obligó a acostarse en su cama.
“Este sujeto nos pedía plata porque mi marido había retirado 25 mil pesos del banco días antes. Nos obligó a tomar algo y nos metió en la cama. Yo tomé todo y mi marido no. El sujeto llamó a alguien por celular y le dijo que si en 5 minutos no salía que entren. Yo me dormí y luego desperté en el sanatorio”, añadió la mujer.
Gauna remarcó que “gracias a las pericias científicas se comprobó que yo tenía los dos tendones cortados y era imposible que me lo hubiera hecho sola”.
Respecto del autor del crimen, dijo: “Jamás fue investigado el cuñado de mi marido, a pesar de que siempre lo mencioné”.
“Este sujeto está en Arequito usurpando mi casa y explotando el campo de mi marido. Este fue el móvil del crimen. La impunidad de este caso es insólita”, concluyó.