El defensor tiene 34 años y una extraña lesión en la cadera lo alejó definitivamente de los campos de juego. Fue subcampeón mundial con la Selección en Brasil 2014.
El defensor argentino Ezequiel Garay, subcampeón del mundo con la Selección en Brasil 2014, sorprendió este viernes al anunciar su prematuro retiro del fútbol con apenas 34 años a través de una emotiva carta publicada en Instagram.
Contemporáneo de Lionel Messi, fue una pieza clave del equipo de Alejandro Sabella que estuvo a centímetros de ganar la copa en el Maracaná y llevaba tiempo luchando contra una lesión en la cadera que no sólo le impedía jugar al fútbol sino que también le genera la imposibilidad de caminar por culpa de “dolores fortísimos” .
“Y el momento llegó. Hoy, día dieciséis de julio del 2021, me despido de mi carrera como jugador de fútbol profesional”, advirtió Garay en la red social de las fotos.
Y siguió: “Debo reconocer que me hubiese gustado y estaba convencido de que mi retirada sería más tarde pero no pudo ser. Desde hace tres años, llevo en silencio (junto a un equipo médico) luchando e intentando poner solución a un problema que apareció inesperadamente: “‘Cuadro clínico de coxartrosis izquierda, por alteración del cartílago de la cadera por constitución desde nacimiento sobrecargada por la práctica de actividad de impacto’”.
En ese sentido, Garay contó el calvario que vivió en los últimos años, ya que cuando creía haber superado la lesión inicial volvió a encontrarse con otro problema de salud.
“Dolores fortísimos que me impedían incluso caminar en ocasiones. Reiteradas infiltraciones (exigidas por mí) para competir al máximo nivel. Pero solo tenían un único objetivo: disfrutar de mi pasión, rivalizar y entregar alegría a toda una afición”, enfatizó.
En ese sentido, el exdefensor se sinceró: “En febrero del 2020, se sumó otra grave lesión del a que me fui recuperando y lo conseguí, hasta tal punto de negociar con varios clubs para mi vuelta. No puedo, siento que estaría engañando a ese club, a los aficionados y a mí mismo. Comprometerse es una palabra que hay que cumplir, y mi compromiso tan solo sería cobrar dinero a cambio de nada, ya que probablemente dos de cada tres partidos no los jugaría por mi problema”.
Garay, luego, hizo un balance de su carrera antes de comenzar una nueva etapa, ya alejado definitivamente de los campos de juego. “Empecé mi carrera desde pequeño con honestidad y quiero despedirme de ella de la misma manera. Orgulloso de lo que he hecho hasta el momento, agradecido a cada club del que he formado parte y la Selección Argentina”, enumeró.
Y amplió: “Todos y cada uno de los compañeros con los que he compartido espacio y tiempo, me han hecho grande, feliz, he aprendido, llorado y reído. Aficiones que me hicieron saber lo que es la emoción, disfrutar junto a ellos. Y, por supuesto, una de mis vitaminas imprescindibles en todo este recorrido: mi mujer e hijos. Gracias a todos, estaré eternamente agradecido pro tanto. Hoy empieza una nueva etapa, una nueva vida en la que me acompaña lo imprescindible: la ilusión”.
Garay surgió en Newell’s Old Boys de Rosario y rápidamente llamó la atención por su fortaleza física y su buen juego aéreo. Miembro estable de las selecciones juveniles, fue campeón del mundo Sub 20 con Messi en Holanda 2005. Y, tras afirmarse en la Primera de la Lepra -hasta se dio el gusto de marcar un gol con la nuca en un clásico contra Central-, fue transferido al Racing de Santander de España. Allí casi no necesitó adaptación y mostró toda su personalidad -le marcó dos goles de penal a Real Madrid-. Y, obviamente, comenzó a llamar la atención de los poderosos de Europa.
Justamente el Real Madrid se hizo con sus servicios aunque lo volvió a ceder a Racing de Santander. No le fue bien en el Merengue, que tras dos temporadas lo vendió al Benfica de Portugal, donde volvió a su mejor nivel. Del gigante luso pasó al Zenit de San Petersburgo y más tarde llegó al Valencia de España.
En la Selección, además del título mundial en el Sub 20 y del subcampeonato en Brasil 2014, también ganó la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y jugó dos ediciones de la Copa América (Argentina 2011 y Chile 2015). En total jugó 30 partidos en la Mayor, sin convertir goles. Aunque fue uno de los que acertó su remate en la semifinal contra Holanda en esa serie que convirtió en héroe a Chiquito Romero.