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El francés Marc Gauthier (63) se caía 5-6 veces al día y no salía de su casa. “Ahora puedo caminar sin preocuparme”, dijo.
Un hombre con un estado avanzado de la enfermedad de Parkinson recuperó casi totalmente la capacidad de caminar, gracias a electrodos implantados en su médula espinal, informaron los investigadores suizos que desarrollaron el tratamiento.
El paciente francés, Marc Gauthier (63) sufre Parkinson desde que tiene 36 años, y al igual que más del 90% de las personas con esta enfermedad en estado avanzado, tiene grandes dificultades para movilizarse.Lo que se conocen como episodios de “congelación”, durante los cuales los pacientes quedan temporalmente sin poder moverse, poniéndolos en riesgo de caídas, son particularmente “terribles”, señaló Gauthier a la agencia AFP.
Si bien aún se desconocen muchos aspectos de la enfermedad y tratar estos síntomas resulta difícil, cuando surgió la oportunidad de someterse a una cirugía invasiva en Suiza con el objetivo de resolver el problema, Marc no dudó en aprovecharla.
“Puedo hacer lo que quiera, ahora puedo caminar de un punto a otro sin preocuparme por cómo llegaré allí, y puedo dar un paseo, salir de compras por mi cuenta”, indicó el hombre luego del tratamiento.
Para lograr esto, el equipo suizo de investigadores implantó un sistema complejo de electrodos llamado “neuroprótesis” en puntos claves a lo largo de la médula espinal de Gauthier. “De esta manera se redujeron los problemas de marcha, los problemas de equilibrio y la congelación de la marcha”, dijo el equipo liderado por la cirujana Jocelyne Bloch y el neurocientífico Gregoire Courtine.
Ambos ya habían logrado un avance utilizando implantes en la médula espinal que permitieron a pacientes parapléjicos caminar nuevamente y su última investigación, publicada en la revista Nature Medicine, funcionó según el mismo principio.
En los pacientes con Parkinson, la señal del cerebro se ve afectada por la progresiva desaparición de las neuronas que generan la dopamina, que es un neurotransmisor. Por este motivo, la neuroprótesis tenía que asumir el papel del cerebro al generar una estimulación en el momento adecuado, de modo que el movimiento resultante se corresponda con los deseos del paciente.
“La idea es medir los movimientos residuales, es decir, la intención de caminar, con pequeños sensores que se encuentran en las piernas”, dijo Courtine. “Gracias a esto, sabemos si la persona quiere oscilar o detenerse, y podemos ajustar la estimulación en consecuencia”, agregó el investigador del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Lausana (Suiza).
La neuroprótesis fue probada primero en primates y luego implantada en Marc, quien la utiliza durante aproximadamente ocho horas al día desde hace casi dos años.
Como la enfermedad afecta a los pacientes de diferentes maneras, el equipo suizo amplió su experimento a un grupo de seis enfermos de Parkinson. “Este es un procedimiento bastante invasivo, pero podría ser una tecnología revolucionaria para ayudar a restaurar el movimiento en personas con Parkinson avanzado”, concluyó David Dexter, director de investigación de Parkinson’s UK.
PS