Los bloqueos en los puertos por parte de trabajadores no vacunados fueron sofocados. Se impone el sistema del “green pass”.
El gobierno está ganando la batalla para imponer a 23 millones de trabajadores italianos la obligación de presentar el Pasaporte Sanitario y demostrar que han sido inmunizados por las vacunas, o que han hecho un control negativo al contagio en las últimas 48 horas, o que se han curado de la enfermedad.
La medida es aplicada desde el viernes 15 y este lunes se logró vencer la oposición de los portuarios de Trieste que se habían constituido en el baluarte de la defensa de los 4 millones de trabajadores aún no vacunados.
Trieste es el primer puerto de Italia y los sindicatos defendieron la libertad de decidir de los trabajadores si se vacunan o no. Pero la lucha contra la pandemia busca obligar a que todos se inmunicen, mucho más cuando está llegando el invierno y un inesperado rebrote de la pandemia que está bajo control cause una inesperada ráfaga de contagios, hospitalizaciones y aumento de los decesos.
Policías antimontines en Trieste. Foto: EFE
En los grandes sectores industriales del norte italiano, donde se instalaron mayormente las protestas, la actividad funciona sin problemas. Las resistencias han provenido sobre todo de los puertos de Trieste y Génova.
Los trabajadores que no presentan el Pasaporte Sanitario son suspendidos y pierden el día de trabajo.
En la mañana de este lunes, un centenar de portuarios y unos 300 personas venidas de varias ciudades italianas en solidaridad, mantenían de hecho bloqueado el puesto 4 de ingreso y salida del puerto. A las 8,40 local aparecieron media docena de hidrantes y camiones especiales de la policía, apoyados por un centenar de policías antidisturbios.
Un centenar de portuarios y unos 300 personas venidas de varias ciudades bloquearon uno de los acceso al puerto de Trieste. Foto: EFE
Recibidos al grito de “libertad, libertad”, los policías entraron en la zona y comenzaron a empujar a los manifestantes fuera del ingreso. Se ayudaron con muchas discusiones para evitar violencias y chorros de agua para obligar a levantarse a los que estaban sentados en el pavimento.
Los empujones y algunas cargas duraron casi una hora. La represión controlada permitió llegar hasta donde se encontraba el núcleo principal de los 300 no vac que apoyaban a los portuarios.
Al fin el ingreso quedó despejado pero algunos grupos ocuparon sectores de las vecinas autopistas para demorar a los camiones.
La policía dispersa el bloque en el puerto de Trieste. Foto: EFE
Los manifestantes, mientras tanto, se trasladaron al centro de la ciudad. Pero al atardecer languidecieron las protestas y la policía también se desplegó. Los otros ingresos al puerto funcionaron sin problemas.
Génova
También en Génova hubo choques entre la policía y los trabajadores solidarios con los que no quieren vacunarse en los ingresos y salidas del puerto, que fueron liberados al tránsito de los camiones.
Los líderes de los partidos ultraderechistas Hermanos de Italia y la Liga, Giorgia Meloni y Matteo Salvini, expresaron su solidaridad con “los trabajadores pacíficos reprimidos”.
También en Génova hubo choques entre la policía y los trabajadores. Foto: EFE
Los dos partidos han sido acusados de albergar sectores de nostálgicos del fascismo. La discusión se agravó cuando el sábado 9 una manifestación en Roma de los no vac, contrarios a las vacunaciones, derivó en el asalto por parte de grupos neofascistas de Forza Nuova de la sede central de la CGIL, la más antigua central obrera italiana.
Las tensiones de multiplicaron y el sábado último tuvo lugar una gran concentración antifascista en Roma de las tres grandes centrales obreras. Fuentes policiales estimaron en 60 mil los asistentes (los organizadores vieron 200 mil) en la plaza de San Juan en Letrán.
Mientras tanto, la decisión del gobierno de obligar a utilizar el Pasaporte Sanitario a 23 millones de trabajadores para lograr que se vacunen los 4 millones que no se han inmunizado, ha producido un aumento impresionante de los Pasaportes Sanitarios.
En los últimos días se ha llegado a superar los cien millones. Se debe a que los que no se vacunan deben mostrar la constancia de que se han hecho los controles de negativos que duran solo 48 horas.
Protestas en Génova. Foto: EFE
En las ciudades se ven largas filas de personas que esperan turno en las farmacias para hacerse lo que los italianos llaman “tampones” para presentar en los lugares de trabajo. Los que hacen los controles reciben su Pasaporte Sanitario actualizado por Internet.
Pero a la vez la utilización de los test llega a cifras muy altas y existe el temor de que en los próximos días comiencen a escasear los kits para hacer los hisopados.
Para combatir la situación, una parte de los reacios a las vacunas ha comenzado a inocularse, aumentando el ritmo general de inmunizaciones. Este lunes subió al 74,04% el número de vacunados de la toda la población italiana, o sea casi 44 millones de los 60 millones de habitantes.
De golpe subieron a dos millones trescientos cincuenta mil los que se inocularon la primera dosis, lo que se considera una victoria de la imposición del Pasaporte Sanitario en los lugares de trabajo.