El paradigma de los negocios cambió y las empresas están cada vez más verdes en la exigencia de licencia social para operar y ser sujeto de créditos. La política no está a la altura en una Argentina que aún no pudo prohibir las bolsitas de plástico.
Un poquito de los jubilados, un poquito de la inflación, otro de la pobreza y hasta de los signos astrales. Pero de medio ambiente ni siquiera se habla en la que fue una campaña efervescente en términos verbales. Pese a que el cambio climático hace de las suyas. Y allí está en toda su dimensión la bajante del Paraná para recordarlo.
Emiliano Ezcurra, ex activista de Greenpeace, impulsor de la ley de Bosques, ex vicepresidente de Parques Nacionales en tiempos de Macri, director de la ONG Banco de Bosques y siempre disruptivo, coincide.
Pero pone las cosas en su justo lugar al rescatar la labor de varios legisladores.
Y esta semana Alberto Fernández propuso ante John Kerry, designado enviado especial del Clima de EE. UU. , aplicar la emisión de los DEG (Derechos Especiales de Giro) del FMI a un pacto de solidaridad ambiental que incluya esencialmente a países de bajos ingresos y de renta media. Todo, en una Argentina que aún no pudo prohibir las bolsitas de plástico, que son una ametralladora para las aves marinas y principal causa de muerte de lobos y tortugas de mar.
Contrasta con lo que está sucediendo en el ámbito empresario.
La asamblea del Fondo que lo cambió todo
En la ya lejana asamblea del FMI y el Banco Mundial cuando cumplieron medio siglo de vida, en 1994 en Madrid, la tenaz presión de ambientalistas impuso la cuestión ambiental en la agenda.
Y desde entonces los créditos estuvieron atados a la cláusula de la cuna a la tumba que obliga a prever el impacto de la actividad en el medioambiente. También, a la licencia social para operar. Son las llamadas salvaguardas.
Ezcurra distingue la tensión entre dos mundos hacia el interior de las empresas, “entre el empresario que busca que su compañía sea la mejor del mundo y el otro que busca que su empresa sea la mejor para el mundo”. Y destaca el sistema B, ese movimiento global de empresas con propósito que implica un nuevo paradigma, en el que el indicador de éxito ya no es sólo el económico y la participación de mercado.
“Es tridimensional en función de cuánto vendemos, la eficiencia y cómo mejoramos la sociedad en la que operamos”, describe.
Ezcurra habla de una burguesía verde que está generando negocios y de la existencia de un mercado de capitales muy dispuesto a préstamos.
Las empresas que hacen punta
Está sucediendo. Un caso notable es la brasileña Natura, líder mundial en el negocio de la belleza y que hizo de la defensa del Amazonas un estandarte. En la Argentina y por primera vez el cambio climático llega al coloquio de Idea que se celebra en octubre.
La bajante histórica del río Paraná generó un derrumbe en el Parque España y afecta a buena parte la costanera ciudad. Foto: JUAN JOSE GARCIA – FTP CLARIN parana garcia19.jpg Z GarciaJJ Garcia-Rosario
Ezcurra fundó Banco de Bosques como empresa y vende bonos de carbono a las que necesitan compensar su huella, como las principales de logística o el Galicia y su controlada Tarjeta Naranja.
Pero su mayor activo es haber logrado US$ 20 millones de donaciones para nuevos parques nacionales. En estos días están a punto de comprar por US$ 1,6 millones un bosque de Santiago del Estero. en Tintina, en el centro norte de esa provincia, para preservarlo y que tenga además actividades productivas desde la miel, el turismo, y darle así un destino de rentabilidad.
Tiene experiencia. Estuvo detrás del proyecto La Fidelidad en el Chaco en la recaudación de fondos para el pago de la expropiación de la ex estancia.
Y en el rescate del Parque Nacional Perito Moreno creado en 1937 al noroeste de Santa Cruz, pegado a Gobernador Gregores, con el objetivo de preservar la fauna, la flora y los restos fósiles encontrados en la región. Estuvo habitado por los antecesores de los tehuelches que abandonaron el lugar por el clima extremo. Hoy figura en el top ten global de los lugares a visitar.