La Tierra no es tan brillante como antes: el cambio más brusco se produjo marcadamente en los últimos tres años.
Un nuevo hallazgo sorprendió a un grupo de investigadores que estudiaron el cosmos durante las últimas dos décadas: descubrieron que la Tierra no es tan brillante como antes y se atenuó a un ritmo notable en los últimos años.
Con un telescopio que no se ve muy diferente al que podría tener una persona en su hogar, los investigadores del Observatorio Solar Big Bear estuvieron tomando muestras cada noche durante los últimos 20 años para estudiar el ciclo solar y la cobertura de nubes del sol.
Hicieron esto midiendo el “brillo de la Tierra”, que ocurre cuando “la cara oscura de la Luna capta el brillo reflejado de la Tierra y devuelve esa luz”, según la NASA . La cantidad de luz de la Tierra variará de una noche a otra y de una temporada a otra.
En los últimos tres años, la pérdida de brillo fue notable, según el estudio.
“Miras un cuarto de luna. Puedes ver la luna entera porque tres cuartas partes están iluminadas con esta luz fantasmal”, dijo Philip Goode, investigador del Instituto de Tecnología de Nueva Jersey y autor principal del nuevo estudio .
Después de 20 años de medir la ‘luz fantasmal’, descubrieron que se estaba desvaneciendo.
El estudio
Si bien los planetas no emiten luz, sí que pueden reflejarla. El planeta Tierra no es una excepción y, aunque para nosotros sea difícil percibir esa luz, la superficie de la Luna se ilumina en parte gracia a esos rayos. Ahora los científicos lanzaron una alerta: en las últimas dos décadas nuestro planeta redujo su albedo, es decir, la cantidad de luz que irradia al espacio exterior.
Tierra. Una imagen del planeta desde el espacio. Foto ilustrativa/archivo: Johnson Space Center/NASA.
Los autores de esta investigación, que utilizaron datos de satélites y registraron la cantidad de luz que recibía la Luna, concluyeron que la Tierra refleja medio vatio menos de luz por metro cuadrado que hace 20 años. Además, advierten de que la mayor caída se produjo en los últimos tres años. Este trabajo se ha publicado en la revista científica Geophysical Research Letters, de la Unión Geofísica Americana (AGU).
La Tierra refleja un 30% de la luz que recibe del Sol; los científicos, por tanto, marcaron en un 0,5% la pérdida de albedo que se produjo desde los primeros datos de su investigación. “La caída del albedo nos tomó por sorpresa cuando analizamos los datos de los últimos tres años porque llevábamos 17 de datos más o menos estables”, agrega Philip Goode, autor principal de este estudio.
La Tierra y el Sol. (NASA)
Goode se refiere a los datos de albedo terrestre entre 1998 y 2017 que tomó el Big Bear Solar Observatory en el sur de California. Al incorporar los datos de los últimos tres años, el oscurecimiento de la Tierra era evidente.
Sol y nubes
Sólo hay dos factores que alteran la cantidad de luz que proyecta la Tierra: el brillo del Sol y la capacidad del planeta para reflejarla. Como los cambios en el albedo no se corresponden con los cambios de los periódicos cambios de brillo del Sol, los investigadores concluyeron que algo debía estar pasando en la Tierra.
Gracias a los satélites de nubes de la NASA y otros sistemas, los científicos observaron que en los últimos años se había reducido la formación de nubes bajas y brillantes en la zona este del océano Pacífico. En esa misma área —cercana a la costa oeste del continente americano— se registraron incrementos de temperatura en la superficie del mar debidos a la inversión de una condición climática llamada “oscilación decenal del Pacífico” y que ha sido relacionada con el cambio climático.
El cambio climático, clave en el nuevo fenómeno estudiado.
La reducción del brillo de la Tierra puede contribuir también al calentamiento global. Si una parte de la luz que recibimos del Sol no se refleja, su energía queda atrapada en nuestro sistema climático. Esta energía es absorbida por la atmósfera y por los océanos y, en consecuencia, su temperatura aumenta. De hecho, la energía de la luz solar extra que se queda en la superficie es similar al forzamiento que hizo el hombre del clima en las dos últimas décadas.
“Es bastante preocupante”, avisa Edward Schwieterman, científico planetario de la Universidad de California en Riverside y que no participó en el estudio. Desde hace algún tiempo algunos científicos confiaban en que una Tierra más caliente produjera más nubes y, por tanto, un mayor albedo que podría contribuir a moderar el clima y a equilibrarlo. “Este estudio demuestra lo contrario”, concluye Schwieterman.