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lunes, marzo 18, 2024
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Las Leonas se llevan una medalla de plata que vale oro

En su tercera final olímpica, Argentina perdió 3-1 y repitió el segundo puesto de Sídney 2000 y Londres 2012.

El sueño que comenzó hace 21 años con la final de Sídney 2000 no pudo materializarse tampoco en Tokio 2020, donde Las Leonas perdieron 3-1 con Países Bajos el partido por la medalla de oro, que se mantiene esquiva para la selección argentina femenina, pero lograron una valiosa plata que volvió a poner al hockey argentino en el podio.

Aunque las lágrimas de Belén Succi son incontenibles cuando suena la chicharra en el Estadio de Oi, Las Leonas pueden rugir con orgullo porque lucharon de igual a igual contra el número 1 del mundo en un partido donde el córner corto marcó la diferencia entre los dos mejores equipos del mundo según el ranking, pero con diferencias notables en sus cimientos para ocupar esos lugares de privilegio.

Países Bajos asfixia: dobla las marcas, te rodea, te reduce los espacios. Países Bajos ataca con ferocidad y tiene una efectividad temible en el córner corto. Países Bajos es el número 1 del mundo en el ranking del hóckey sobre césped femenino, por su historia, su actualidad y porque, además de bicicletas, en sus calles se ven a cada paso canchas de sintético y clubes de hóckey.

Las Leonas son una potencia a fuerza de sus jugadoras. De aquellas que hace 21 años rompieron el molde y se colgaron su primera medalla, que contagiaron pasión por un deporte que parecía reservado a una clase social pero que masificaron porque las mujeres descubrieron en el hóckey una actividad donde podían encontrar la contención de un equipo, lo que generó dos décadas después una fuente inagotable de jugadoras con la que se inició el recambio, una vez más, tras Río 2016.

Aún con las diferencias en sus bases, neerlandesas y argentinas convirtieron este partido en un clásico y en Tokio 2020 tenían la posibilidad de reeditarlo tras aquellos cuartos de final de Río 2016 que había dejado a Las Leonas heridas, fuera de las cuatro mejores del torneo olímpico por primera vez.

Como era esperable, Países Bajos se hizo cargo de la posesión con intensidad y potencia. Y aunque Las Leonas atacaron poco porque les costó pasar las 25 yardas, el primer cuarto se fue sin goles aunque con un aviso: el ruido del travesaño en el primer córner corto que antes de los 5 minutos Argentina le entregó a su rival.

La presión de sus atacantes fue la responsable de que esa advertencia neerlandesa no fuera suficiente para evitar generar fijos y provocara el primer gol del partido. A los 8 minutos, Frederique Matla arrastró y Margot van Geffen desvió, descolocando a Belén Succi. Y apenas dos minutos después, un pie de Raposo tras una atajada de la arquera argentina a un tiro de Laura Nunnink generó un nuevo corto que terminó en la arrastrada potente de Caia van Maasakker que Goofy no llegó a desviar y se metió entre ella y Tocallino.

El torbellino neerlandés no se quedó ahí, sino que continuó un poco más. A un minuto y fracción del final del primer tiempo, cuando Argentina se defendía, apareció el quinto corto y una nueva ejecución de la especialista van Maasakker, que esta vez cambió de palo, le apuntó a las manos de Succi y no falló.

Tras ese mazazo de tres goles en siete minutos, parecía que lo mejor que podía ocurrirle a la Selección era irse al descanso. Pero Majo Granatto no pensó lo mismo, llegó hasta el fondo y forzó la infracción de van Maasakker y el córner corto a 1.2 segundos de la chicharra. Gorzelany le apuntó a la arquera y la bocha se coló entre sus pads, dándole a Las Leonas un gol clave en lo anímico para pelear en el segundo tiempo.

Pero el tercer cuarto se fue sin goles. Porque Argentina no encontró asociaciones por las bandas y jugó a un uno contra uno que Países Bajos controló para salir de contragolpe. Eso casi genera el cuarto gol neerlandés de no ser por la enorme intervención de Succi contra Maria Verschoor a los 10 minutos de esa etapa.

“Jueguen por afuera”, les pidió el Chapa Retegui de cara al último y vital cuarto. Y la asociación que llegó por el sector izquierdo con Agostina Alonso, campeona junior en 2016 y una de las apariciones más importantes del equipo, devino a los 2 minutos en dos chances más con el fijo que Países Bajos, esta vez, defendió muy bien. Obligadas a buscar los goles, Las Leonas se hicieron cargo de generar juego pero la presión rival no se agotó.

Acostumbradas a jugar finales -la de Tokio es la quinta consecutiva-, las neerlandesas supieron cómo hacer para que el tiempo se agotara sin que la victoria corriera riesgos; para recuperar aquella medalla de oro que hace cinco años Gran Bretaña les había sacado junto a la posibilidad de ser tricampeonas olímpicas de forma consecutiva; para ser campeonas olímpicas por cuarta vez tras ganar los ocho partidos de un torneo impecable.

Para Las Leonas, que tuvieron un recambio generacional intenso y constante en la última década que se inició con el retiro de Luciana Aymar y trajo en el último ciclo olímpico a las Leoncitas campeonas del mundo Gorzelany, Alonso, Jankunas, Trinchinetti, Granatto y Toccalino, la plata representa una suma nada despreciable de cinco medallas olímpicas, junto a las de Sídney 2000 y Londres 2012 y los bronces de Atenas 2004 y Beijing 2008.

Por eso, después de las lágrimas lógicas, aparecieron las sonrisas y el festejo en el podio con la medalla en un pecho inflado de orgullo.

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