En una durísima carta, exigen al Tesoro investigarla en profundidad y atacan el “Fondo de Resiliencia y Sustentabilidad” que impulsa desde el organismo y que interesa en particular al gobierno argentino
Mientras en Roma el comunicado de la Cumbre del G20 incluyó un pedido al FMI para que revise la política de “sobrecargos” en sus créditos, como reclama el gobierno argentino, y en su discurso Alberto Fernández pidió que los “Derechos Especiales de Giro” (DEGs, la “moneda” del FMI) sean redistribuidos a países vulnerables y de ingresos medios, como la Argentina, en Washington arrecia una ofensiva sobre el Tesoro de EEUU para que remueva a la directora del Fondo, Kristalina Georgieva.
La ofensiva cuestiona la asignación de DEGs por el equivalente a USD 650.000 millones que ya hizo el organismo y se opone frontalmente a la redistribución de esos recursos a otros países –como pidió en su discurso el presidente argentino- alegando posibles maniobras de “lavado” a favor de gobiernos como los de Irán y Bielorrusia mediante lo que llaman Pet Project (algo así como “juguete” o “proyecto favorito”) de Georgieva, el “Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad” que la titular del Fondo impulsa en el seno del directorio y en foros como la Cumbre del G20 que este fin de semana tuvo lugar en Roma.
En una carta fechada el jueves 26 de octubre, los representantes (diputados) republicanos Patrick McHenry, Garland “Andy” Barr y French Hill conminan a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, a responder antes del 15 de noviembre una extensa lista de pregunta y le exigen que investigue a Georgieva e inclus que se asegure preservar los registros de reuniones, acciones y hasta conversaciones telefónicas de la actual titular del FMI, debido a su rol de presunta favorecedora de China.
Guiño al ala demócrata
La misiva fue enviada con copia a Maxine Waters, diputada demócrata de ascendencia afroamericana y titular de la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara Baja, quien había suscripto una carta previa que planteó a Yellen la preocupación sobre el rol que como ejecutiva del Banco Mundial había tenido Georgieva en la elaboración del informe “Doing Business 2018″ para mejorar la posición de China. Waters encabeza también un grupo del Congreso que tiene a su cargo la supervisión del Fondo Monetario y el Banco Mundial
Los cuestionamientos están volcados en una carta de 8 páginas que incluye 36 preguntas recargadas de sospechas y expuestas en 6 ítems cuyos títulos hablan por sí mismos
Los cuestionamientos están volcados en 8 páginas e incluyen 36 preguntas recargadas de sospechas y distribuidas en 6 ítems cuyos títulos hablan por sí mismos: a) “Escándalo Georgieva”, b) “Asignación de DEGs”, c) “Lavado de DEGs a través del Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad”, d) “Temas relacionados con China”, e) “Otras prioridades de política exterior”, y f) “Operaciones del FMI y el Banco Mundial”.
El texto trasunta un clima de cuasi-guerra fría, en particular en lo que concierne a Georgieva y cómo sus acciones podrían favorecer a China, Rusia y otros rivales estratégicos de Washington, distorsionando la misión del FMI y desbaratando la política exterior de EEUU.
“Escándalo Georgieva”
Entre las 7 preguntas sobre el “Escándalo Georgieva”, los legisladores recuerdan que Yellen había considerado “preocupaciones y cuestiones legítimas” las que surgían de un informe del estudio WilmerHale sobre el rol de Georgieva cuando era ejecutiva del Banco Mundial. Tras ser ratificada al frente del FMI, Georgieva dijo que las acusaciones del informe eran “infundadas”. ¿Cómo puede la directora del FMI desdeñar así la evaluación de la secretaria del Tesoro de EEUU? ¿Cómo puede el FMI exigir rendición de cuentas, buen gobierno y buenos datos a sus deudores, si el Directorio no disciplina a la directora-gerente?, preguntan los legisladores a Yellen, y citan ataques de Georgieva a la actual conducción del Banco Mundial, cuyo presidente es David Malpass, designado allí por Donald Trump.
La carta también refiere también la presunta intromisión de Georgieva en un informe de “Artículo 4″ del FMI, para limar críticas a la política ambiental de Brasil. ¿Qué está haciendo el Tesoro para que Georgieva no dañe la cultura de trabajo del FMI?, preguntan los congresistas, y recuerdan que el informe de WilmerHale refería el “ambiente tóxico” y el “terror e intimidación” que un asesor de Georgieva había instituido en el Banco Mundial. Además, preguntan si la decisión de no desplazar a la directora del Fondo se debió a motivos diplomáticos, como no empeorar las tensiones de EEUU con Francia en torno de la venta de submarinos a Australia.
En cuanto a los DEGs del FMI, los legisladores republicanos cuestionan que Irán haya recibido USD 5.000 millones, tratándose del más grande socio comercial de China y el segundo más grande de la Unión Europea. ¿Puede el Tesoro certificar –preguntan a Yellen- que Irán cambiará esos DEGs por renminbis (la moneda china) o euros? Del mismo modo, les pica la posibilidad de que con esos fondos algunos países paguen a China sus deudas por créditos de infraestructura en el marco del plan “nuevas rutas de la seda” que impulsa Beijing. También mencionan que países como en Etiopía y El Líbano los DEGs podrían financiar proyectos opuestos a la política exterior de EEUU. Y que, también por obra de los DEGs, las reservas internacionales de Rusia alcanzaron nuevos récords, socavando esfuerzos de OFAC (la agencia de EEUU a cargo del “control de activos extranjeros”) amén de que el Fondo proveyó así USD 1.000 millones a la dictadura de Lukashenko en Bielorrusia, a contramano de compromisos de Washington en materia de Derechos Humanos.
La objeción al reparto de los DEGs escala a la acusación de “lavado de dinero” cuando se trata del “Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad” que (en consonancia con el interés del gobierno argentino en la “reasignación” de DEGs) impulsa Georgieva. Según la carta, el Pet Project de la titular del FMI impulsa metas ajenas a los estatutos y misión del Fondo, que escapan al monitoreo del Congreso y que diluyen el poder de voto de EEUU en el organismo.
Ironías
Las objeciones en cuanto a las “operaciones del FMI y el Banco Mundial” adoptan la forma de la ironía. Ya que Georgieva busca fomentar una economía “inclusiva” y “sostenible” y le preocupa el acceso a la educación, los legisladores le piden a Yellen que averigüe si el Fondo sigue proveyendo consejeros escolares y preescolares y subsidios para que familiares de su personal asistan a las escuelas privadas más exclusivas del área de Washington y que se pregunte si Georgieva puede dar lecciones de “inclusión” cuando el FMI tiene un Club de Golf de 14 canchas de tenis y 3 piletas de natación, para uso exclusivo de su personal. O hablar de cambio climático y la “amenaza existencial” que implica el uso de combustibles fósiles cuando gasta USD 130 millones anuales en tickets aéreos para su personal y familiares de su personal. Además, en lo que es ya una mojada de oreja, exigen que Yellen investigue si Georgieva realmente desconocía los numerosos casos de acoso sexual por los que fue denunciado un funcionario de 27 años de servicio en el Banco Mundial, y si dijo la verdad al respecto.
Las preguntas sobre China y “otras prioridades” externas de EEUU trasuntan una fuerte sospecha sobre el rol de Georgieva y el modo en que sus acciones en el FMI socaven, por caso, la posición de Taiwán, favorezcan la posición de China como acreedor internacional. También se preguntan sobre el reconocimiento al régimen Taliban, pruebas de un misil hipersónico por parte de Corea del Norte y la posibilidad de una nueva negociación con Irán acerca de sus planes nucleares, la difusión del Malaria en África y las políticas contra el lavado de dinero.
Los republicanos parecen ver en Georgieva una agente enemiga, de enorme capacidad de daño, al punto de que en la parte final de la carta piden que el Tesoro adopte medidas para investigarla, desde la preservación de todos los documentos, comunicaciones y registros vinculados a la asignación de DEGs y el “Fondo de Resiliencia y Sustentabilidad”, en cumplimiento de las leyes federales de EEUU, incluyendo mensajes por cualquier tipo de app electrónica y metadatos, además de recordarle a Yellen que podría ser intimada a responder sobre todas esas cuestiones ante una Comisión Investigadora del Congreso.
Los republicanos son minoría tanto en la Cámara Baja como en el Senado de EEUU, pero el tono de la carta delata que las sospechas sobre Georgieva son tan profundas como el deseo de deshacerse de ella.
Tal vez el Tesoro pueda sostener a la directora del FMI, pero es dudoso que pueda evitar –si es que quiere hacerlo- una reducción de sus márgenes de acción.
Algo que, de un modo u otro, incidirá sobre la negociación del “caso argentino”.
2021-10-28 HFSC Republican Letter to Sec. Yellen on International Affairs Final by Mariano Boettner on Scribd