Lo resolvieron tras una reunión de mesa chica. El técnico tenía contrato hasta diciembre. El domingo, ante Newell’s, dirigiría Claudio Ubeda. Le buscan reemplazante.
La derrota en el clásico de Avellaneda fue la gota que rebasó la paciencia de los dirigentes. Y Víctor Blanco, un presidente que siempre se jactó de sostener a rajatabla los contratos, terminó aceptando la realidad: no tenía sentido insistir con un entrenador del que siempre renegaron. Por eso ayer por la tarde, después de una reunión de la mesa chica, decidieron echar a Juan Antonio Pizzi.
Claudio Ubeda será el técnico interino ante Newell’s, el domingo en Avellaneda, y ya suena fuerte el nombre de Alexander Medina para ocupar el banco celeste y blanco. El uruguayo tiene resuelto dejar Talleres y mañana, contra Estudiantes de Río Cuarto por la Copa Argentina, sería su último partido. También aparecen Gabriel Heinze, Guillermo Barros Schelotto y Antonio Mohamed en el radar de la Academia.
Fue el propio Rubén Capria (¿seguirá en el club?) el encargado de comunicarle a Pizzi que ya no seguirá en el cargo. El manager fue quien eligió al santafesino de 53 años, muy a pesar de que los dirigentes evaluaban otras opciones. Le dieron el máximo poder al Mago, pero nunca estuvieron convencidos. Y la relación del entrenador con Blanco se rompió tras la estrepitosa caída ante River, el 4 de marzo en el estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero. Esa noche, por la final de la Supercopa Argentina, Racing perdió 5 a 0 y empezaron los chispazos.
Una semana después, tras la primera victoria ante Central y las declaraciones que hizo reprochando la falta de apoyo institucional, Pizzi quedó en apuntado por la Comisión Directiva. Y si no lo despidieron antes fue exclusivamente por el costo que tenía afrontar su contrato. Después de junio, sólo había que pagar el mes vigente. Pizzi cobrará agosto y se irá bajo la figura del “común acuerdo”. Una manera de maquillar el despido. Por fin, el técnico entendió que ya no era posible continuar aferrado al cargo, jugando a una guerra fría con una dirigencia que nunca lo quiso.
La salida de Lisandro López, reemplazado después del gol de Independiente, fue otro de los motivos que empujaron al adiós de Pizzi. Se podría decir que fue una mala decisión que desmejoró al equipo. Pero no fue la única. También sacó a Enzo Copetti y Juan José Cáceres, quienes habían tenido buenos rendimientos. De todos modos, hay que mirar más allá de estos noventa minutos. El problema fue mucho más profundo.
Racing mostró muchos desniveles, jugó regular, mal y muy pocas veces bien. Pizzi insistió en ubicar a futbolistas en posiciones que no sienten: Aníbal Moreno no es volante central y Copetti no es lateral volante ni extremo. Le alcanzó para derrotar a equipos con menor jerarquía, pero perdió por goleada los duelos decisivos. Como muestra bastan las finales con River (5 a 0) y Colón (3 a 0) más la vuelta con San Pablo (3 a 1) por los octavos de la Libertadores.
En la baraja de entrenadores que maneja a la dirigencia, Medina es la opción más viable. Barros Schelotto es una vieja obsesión de Blanco. En el cuerpo técnico de Guillermo está Gustavo, campeón con la Academia en 2001. Heinze acaba de ser despedido por Atlanta United. El Gringo llevó a Lisandro a la MLS. No parece sencillo por el costo económico. ¿Y Mohamed? Fue el técnico que el presidente llamó dos veces cuando estaba decidido de prescindir de Pizzi. ¿Volverá a tenerlo en cuenta?