Tenía 86 años. Fue encontrado sin vida en una cochera del barrio porteño de Retiro.
Alfredo Tanque Rojas, una de las grandes glorias de la historia de Boca, murió este viernes a los 86 años. Fue encontrado sin vida en la cochera de un edificio en Suipacha al 1300, en el barrio porteño de Retiro.
Según informaron fuentes de seguridad, personal de la Comisaría Vecinal 1 A de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires concurrió a la cochera tras el llamado del encargado del lugar y convocó al SAME, que al llegar confirmó el fallecimiento del exfutbolista, que se había desvanecido y ya no tenía pulso.
Nacido en Lanús el 20 de febrero de 1937, fue una de las piezas clave del Boca campeón en el torneo de Primera División de 1965 y un año antes obtuvo la Copa de las Naciones con la Selección Argentina. Fue, de hecho, el autor del gol del triunfo sobre Inglaterra en la final jugada en el Maracaná tras dejar en el camino al Brasil de Pelé.
El Tanque, goleador de oficio, quedó además en la memoria colectiva por haber sido el primer número 10 de la Selección Argentina en la historia de los Mundiales. Sí, antes de Mario Kempes, Diego Maradona y Lionel Messi, él fue el precursor.
La primera vez fue en Suecia 1958 y la 10 la llevó Rojas, entonces insider izquierdo de Lanús. Jugó dos partidos. No fue una casualidad como sucedió con Pelé, que le tocó ese número porque el uruguayo Lorenzi Villizzio, en las oficinas de la FIFA, advirtió que los brasileños habían mandado la lista de 22 sin números y los colocó rápidamente.
En el caso de Argentina, cuando se implementaron los dorsales en las camisetas, el 15 de junio de 1949, se hizo en función del histórico esquema táctico 2-3-5. Los dos marcadores centrales llevaron las 2 y 3; los medios usaron la 4, 5 y 6; la 7 y 11 fueron para los wines, la 9 para el centrodelantero y la 8 y 10 para los interiores, derecho e izquierdo respectivamente.
Su apodo fue una creación de José María Muñoz, el histórico relator argentino, que descubrió su potencia y vehemencia futbolera cuando hacía sus primeras armas, justamente, con la Selección. . “Afuera siempre fui un tipo tranquilo, dócil, si yo nací casado prácticamente, a los 20 años me casé… En la cancha sí era un Tanque, temperamental, nunca le temía a un golpe ni a un rival. Me pedían que me cuidara cuando entraba a jugar y nunca me cuidé ni escatimé el cuerpo, no le prestaba atención a esas cosas”, contaba en una entrevista.
Picante en el área, demoledor en el juego aéreo, un anticipo de Martín Palermo, porque era de los que hacían goles en instancias decisivas, fue un emblema de Boca. Sin embargo, allí sólo estuvo tres temporadas.
Es que tras asomar en Lanús y jugar aquel Mundial de Suecia que dejó un muy mal sabor entre los argentinos, Rojas aprovechó la vidriera y cruzó el Atlántico para unirse al Celta de Vigo. Sin mucho lugar en el club gallego, un año después se marchó al Betis.
No terminó de adaptarse y volvió a la Argentina en 1961 para sumarse a las filas de River. Sin embargo, en el club de Núñez tuvo muy poca participación y por eso fue a buscar minutos a Gimnasia y Esgrima La Plata. De allí volvió a dar el salto a un grande: llegó a Boca, donde quedó en la memoria colectiva por su potencia goleadora. Además del título de 1965, dejó como recuerdo 46 goles.
Su gran paso por Boca le valió volver al Selección para jugar el Mundial de Inglaterra 1966 y la Copa América de 1967 en Uruguay, donde fue subcampeón. Una vez que dejó el club de La Ribera en 19968, se fue a Peñarol de Montevideo y cerró su carrera en Chile, donde defendió los colores de O’Higgins y Universidad Católica.
La despedida de Boca
“El Club Atlético Boca Juniors lamenta el fallecimiento de Alfredo Hugo Rojas, histórico jugador Xeneize, a sus 86 años. Saludamos afectuosamente a su familia y seres queridos en este triste momento. Que en paz descanses, Tanque”, posteó Boca en su cuenta de Twitter.