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martes, mayo 7, 2024
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Por primera vez logran volver a poner en funcionamiento una represa que usaban los incas

Un investigador del CONICET lideró el proyecto en Perú. Ahora quieren rehabilitar otras construcciones similares abandonadas.

Entre el 1400 y el 1531, en los Andes peruanos se vivía un momento de cambio climático, con un clima más seco y cálido que impactaba en el abastecimiento de agua. Los incas, entonces, retomaron el uso de la represa Ricococha Alta, que había construido antes el pueblo de los huaylas. Durante siglos abandonada, hoy por esa represa volvió a circular agua, gracias al trabajo de recuperación liderado por un investigador del CONICET.

Ricococha Alta está ubicada en la Cordillera Negra, en Perú. Esta semana fue inaugurada oficialmente. Tiene una capacidad de 30.000 metros cúbicos de agua y ya comenzó a satisfacer necesidades de consumo personal para 1.200 personas y actividades agropecuarias de las comunidades de Cajabamba Alta y Putaca y de otras 250 viviendas ladera abajo.

Es la primera vez que se recupera el uso de una represa prehispánica, y los investigadores esperan que este modelo se pueda replicar en más construcciones similares en la región.

Detrás del proyecto está el arqueólogo Kevin Lane, investigador del CONICET en el Instituto de las Culturas (IDECU, CONICET-UBA). “Rehabilitar una represa prehispánica es mucho más económico que construir una represa moderna de cemento, son más resistentes a movimientos sísmicos y, además de satisfacer necesidades de agua de las comunidades, se logra preservar patrimonio arqueológico”, explicó.

Un investigador restauró una represa prehispánica para proveer agua a un municipio en Perú. Foto: TélamUn investigador restauró una represa prehispánica para proveer agua a un municipio en Perú. Foto: Télam

Según informó el CONICET en un comunicado, rehabilitar la represa requirió una inversión de 120 mil dólares, que fueron donados por la fundación alemana Gerda Henkel. Construir una nueva, en cambio, demandaba un millón de dólares.

Durante la inauguración de la represa, que ahora almacena agua de las lluvias registradas de octubre a marzo, Lane destacó que el buen funcionamiento de la represa Ricococha Alta puede ser el puntapié “para la rehabilitación de más represas prehispánicas que pueden ser parte de la solución en un contexto de cambio climático que atraviesa el siglo XXI y por el que los pueblos de los Andes sufren de un alto estrés hídrico”.

Lane, quien realizó su doctorado en Arqueología en la Universidad de Cambridge y se especializa en arqueología histórica y tecnologías hidráulicas antiguas, anticipó que harán un relevamiento de todas las construcciones similares que hay en la zona. Se estima que podría haber restos arqueológicos de más de 200 estructuras de represas prehispánicas y un tercio de ellas podrían rehabilitarse.

La represa se recuperó con mano de obra y técnicas de construcción locales con piedra y arcilla. También agregaron geomembrana en el interior de núcleo para mejorar el represamiento de la estructura.

“A pesar de que un ciclón pasó por la región, la represa Ricococha Alta está funcionando bien. Está ubicada en el departamento de Áncash, una de las regiones más sísmicas de los Andes. Por la técnica usada por los incas y otros pueblos prehispánicos, estas construcciones son flexibles. De hecho, muchas que no fueron rehabilitadas y no recibieron mantención durante siglos continúan almacenando agua de lluvia hasta el día de hoy”, describió Lane.

Verónica Isabel Williams, investigadora del CONICET, doctora en Ciencias Naturales con orientación en Arqueología y directora del IDECU, indicó que la rehabilitación de la represa de Ricococha Alta en Perú “es un ejemplo de cómo la arqueología, una ciencia social que estudia el pasado, genera conocimientos que se ponen en diálogo con el presente con el potencial de influir en la vida de las poblaciones actuales”.

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