En la precaria embarcación viajaban unas 200 personas. Sólo 80 llegaron a la costa. Entre las víctimas hay muchos chicos. Los mensajes de Meloni y el Papa.
A las 4.40 de la madrugada llegó la noticia de que un “caicco”, barco de madera, que había partido de Smirna, Turquía, hace cuatro días, se había desecho al tratar de llegar a una playa a 20 kilómetros de Crotone, en Calabria. El mar era muy fuerte y las condiciones atmosféricas precarias. Se salvaron unos 80 migrantes que lograron nadar y caminar hasta la playa de Stucco di Cutro. Allí y en otras playas en varios kilómetros fueron encontrados hasta ahora 60 muertos.
Pero los sobrevivientes que lograron hacerse entender y que venían de Irak, Irán y Afganistán y Siria, dijeron que a bordo había entre 120 y 250 personas. Se trataría de una de las peores catástrofes en el Mediterráneo, donde ha vuelto a aumentar el tránsito de desesperados que buscan llegar a la próspera Europa.
Los delincuentes que explotan a los inmigrantes y gobiernan los barcos eligieron el peor momento. Los pronósticos meteorológicos advierten de un gran empeoramiento invernal en la península, con vientos y tempestades de norte al sur italianos, con mares embravecidos como es el caso de la situación en las costas calabreses.
Las primeras imágenes televisivas mostraron una playa llena de pedazos de madera de la embarcación y cadáveres que fueron cubiertos con sábanas blancas. Entre ellos había varios niños y un recién nacido.
“Decenas y decenas de muertos ahogados, incluidos niños, muchos desaparecidos. Calabria está en duelo por esta terrible tragedia”, lamentó el presidente e la región Roberto Occhiuto.
Los alrededor de 80 que lograron salvarse, los más fuertes, son casi todos adultos. Un vocero de la Cruz Roja dijo que de niños no había “casi ninguno”. También hay pocas mujeres.
Se estima que una mitad del “caicco” turco destruido por las rocas y las olas, se hundió con los que estaban en ella.
Grupos de voluntarios capaces de afrontar el mal tiempo afrontaron las olas para buscar otros sobrevivientes que pudieran venir de la barcaza destruida, pero las imágenes mostraron que era tan fuerte la oleada que los devolvía hacia la playa y tuvieron que abandonar la empresa.
Varios barcos de la Guardia Costera italiana y naves privadas comenzaron a patrullar la zona a la búsqueda de sobrevivientes en el mar.
Los bomberos señalaron que de los testimonios de los sobrevivientes, todos en estado de shock, “había más de 200 personas a bordo”.
Los viajes desesperados a la búsqueda de las costas europeas no han interrumpido. Un millón de migrantes se atrevió al cruce desde las costas africanas y asiáticas en 2015 y más de cinco mil murieron.
El número bajó en los años siguientes, pero en 2020 y 2022 las cifras han vuelto a aumentar con dos mil muertos en cada año. Un informe reciente difundido por la ONU reveló que en 2022 murieron 21.082 personas en las llamadas “rutas migratorias” de todo el mundo.
La primera ministra italiana Giorgia Meloni expresó su “profundo dolor por tantas vidas perdidas por culpa de los traficantes de seres humanos”.
Meloni entró de lleno en la polémica que divide a las fuerzas políticas y a la misma sociedad italiana. “Se comenta solo la acción de quien especula hoy con estos muertos después de haber exaltado la ilusión de una inmigración sin reglas”, dijo.
“Hacer viajar en una nave precaria de 20 metros a casi 200 personas es criminal”, agregó. La coalición gobernante de las derechas italianas ha defendido la necesidad de medidas restrictivas y acusa a las otras fuerzas políticas de defender posiciones de relajación de la lucha contra los “traficantes de seres humanos”.
Meloni sostiene la necesidad de “impedir esos viajes y con ellos que se consuman tragedias como la de hoy”. Reclamó “el máximo de colaboración entre los estados de partida y de proveniencia”.
El Papa habló en su tradicional discurso tras el rezo del Angelus del mediodía. “He sabido con dolor del naufragio ocurrido sobre las costas calabresas. Ya han sido recuperados 40 muertos, entre ellos muchos niños. Que la Virgen sostenga a nuestros hermanos y hermanas”.
La peor tragedia en el Mediterráneo se registró el 3 de octubre de 2013, cuando un frágil barco libio se hundió frente a la isla de Lampedudas, en el extremo sur italiano frente a las costas africanas. Murieron 336 personas. El Papa, que había sido elegido en marzo, viajó a rendir homenaje a las víctimas y lanzó una ofrenda floral en el lugar de la tragedia. Fue el primer viaje en Italia de Francisco, flamante obispo de Roma.