El ejemplar vive en las heladas aguas del Atlántico norte y, según el cálculo de los científicos, tendría entre 395 y 515 años
Es un tiburón de crecimiento lento ya que aumenta en tamaño aproximadamente un centímetro por año y puede alcanzar más de cinco metros. Por eso, cuando el equipo de investigación encontró este espécimen de 550 centímetros sabían que habían encontrado el santo grial de los animales.
Para estimar la edad, usaron un modelo matemático que analizó el cristalino y la córnea del tiburón. Los investigadores extrajeron los ojos de 28 especímenes hembra que habían sido pescados de forma accidental.
De los 28 tiburones de Groenlandia analizados, las edades iban de 272 a 512 años, lo que daba una esperanza de vida promedio de 392 años y descubrieron que este tiburón vivo podría tener hasta 515 años.
Las pruebas con carbono tienen un margen de error de 120 años, lo que significa que en el peor de los casos tendría 395 años.
Los biólogos marinos trataron sin éxito durante décadas determinar la edad y la longevidad de los tiburones de Groenlandia. “Es casi increíble que no sepamos si el tiburón vive durante 20 años o durante 1000 años”, dijo Steven Campana, un experto en tiburones de la Universidad de Islandia.
Y ello se debe a que es una especia que vive a más de 2000 metros de profundidad y que no tiene interés económico ya que su carne es venenosa por las altas concentraciones de óxido de trimetilamina.
Pero el nuevo estudio, además de la edad, determinó otros fascinantes datos: el tiburón no alcanza su madurez sexual hasta los 150 años, por lo que se lo debe proteger de la pesca para evitar que entre en peligro de extinción.
Además puede ser fundamental para el ser humano. Comprender cómo viven tantos años sin desarrollar un cáncer u otras enfermedades puede dar las respuestas para retrasar el envejecimiento humano.
El tiburón de Groenlandia es un animal de sangre fría, tiene pocas crías y vive en el océano Ártico, donde las temperaturas son tan bajas que la actividad de las células es muy lenta.
En esas mismas aguas vivió Ming, una almeja de Islandia que tenía 507 años cuando murió.