El dólar blue aumenta a $ 209. Los títulos públicos caen más de 6% y ya acumulan una pérdida de hasta 27% en lo que va del año.
La semana termina con una jornada negra para los activos argentinos que cotizan en el exterior. Este viernes los bonos caen más de 6% y las acciones pierden hasta 5%.
Con esta tendencia persiste el clima negativo que había golpeado ayer a las los bonos, y que ubican a estos papeles en los valores más bajos desde el canje de septiembre del 2020.
En esta rueda, el que peor la lleva es el AL53 que cae 6,3% en dólares, seguido por Global 46, que se hunde 5,9%. El AL30, el título que mueve más volumen, pierde 3%. En el año ya alcanzan retrocesos del 27%.
La debacle continúa para los bonos CER, que vienen golpeados desde hace días. Esta vez caen 3% en la apertura y ya pierden cerca de 20% en tres ruedas, en medio de un desarme de posiciones de los inversores, que salen a vender los bonos en pesos que ajustan por inflación en medio de rumores y una mayor preferencia por la moneda dura ante el alza de la incertidumbre.
Esto se hace sentir en los dólares alternativos: arrancaron en alza en todas sus variantes: el blue escala un peso a $ 209, el MEP avanza 0,4 pesos a $ 218 y el contado con liqui trepa dos pesos, a $ 221.
Con este escenario, el riesgo país sigue trepando. Este viernes avanza 0,4% y llega a los 2040 puntos básicos. En lo que va del año ya trepó 21,4%.
Entre las acciones la más golpeada es Mercado Libre, con un retroceso de 5,7%.
En esta mala performance influye la incertidumbre que despierta la economía argentina, pero también el contagio de la tendencia global, en un día negativo para el mercado estadounidense tras conocerse que la inflación de mayo llegó al 1% y escala al 8,6%, el dato más alto en cuarenta años.
Wall Street abrió este viernes en rojo y el Dow Jones de Industriales pierde 2,4%, mientras que el selectivo S&P 500 cae 2,6%.
El índice compuesto del mercado Nasdaq, donde cotizan las principales tecnológicas, baja 3,2%.
La tasa de inflación de mayo en Estados Unidos, la más elevada desde 1981, se ha visto impulsada sobre todo por el encarecimiento de la energía y también, aunque en menor medida, por el alza de los precios de la vivienda y los alimentos.
Una de las consecuencias de la suba de la inflación fue el aumento del rendimiento del bono estadounidense a dos años que se ha situado por encima del 2,9 % mientras que el bono a 10 años subía también hasta los 3,1%, con los inversores buscando lugares más seguros.
“Cualquier esperanza de que la Reserva Federal (Fed) pueda reducir el ritmo de las subidas de los tasas después de las reuniones de junio y julio ahora parece ser una posibilidad remota. La inflación continúa asomando su fea cabeza y las esperanzas de mejora se han desvanecido nuevamente“, aseguraba al canal CNBC el analista de Bankrate Greg McBride.